Adjuntamos la sinopsis de la película facilitada por la distribuidora, el comentario de Miguel del Pino que editaremos como ficha, y una reproducción del cartel.
Un abrazo, y hasta el jueves. Asociación Otrosojos.
Dirección: Giuseppe Tornatore
Guión: Giuseppe Tornatore
Interpretes: Philippe Noiret, Jacques Perrin, Salvatore Cascio, Agnese Nano
Italia, 1988 - 124 min.
Todos los Públicos
SINOPSIS DE LA PELICULA:
Cinema Paradiso es una historia de amor por el cine. Narra la historia de Salvatore, un niño de un pueblecito italiano en el que el único pasatiempo es ir a ver películas. Subyugado por las imágenes en movimiento, el chico cree ciegamente que el cine es magia; pero, un día, Alfredo, el operador, accede a enseñarle al pequeño los misterios y secretos que se ocultan detrás de un filme. Salvatore va creciendo y llega el momento en el que debe abandonar el pueblo y buscarse la vida. Treinta años después, recibe un mensaje en el que le comunican que debe volver a casa.
COMENTARIO:
Bautismo cinematográfico
Siempre he dicho que uno de los aspectos que más me gusta del cine es el de que cuente historias, que éstas hablen de las personas, de sus vidas y quehaceres. Cinema Paradiso, aún siendo una fábula, entra en esta catalogación porque trata de transmitir emociones, algo en lo que los italianos tienen bastante experiencia.
Cuando “se pintan canas” y se rememoran tiempos pasados -aunque no sirva de nada, salvo para ver si hemos aprendido o evolucionado algo en la vida-, se agradece no obstante encontrarnos con historias como la de Salvatore, un niño cuyo amor por su novia, por su amigo especial y por el cine le motivan a superarse como persona, lo que coincide con mi valoración.
Cuando el cine ha formado parte de nuestras vidas, como en mi caso, conviene esa reflexión, porque éstas son un “largometraje” de comedias, dramas y tragedias y cada cual nos identificamos muchas veces con el personaje, que nos sirve como espejo de nuestras vivencias. Aquí también cobra vida a través de sus “peculiares” espectadores y espectadoras donde podemos encontrar a una mujer dando el pecho, parejas realizando “tocamientos” en las últimas filas como lugar de su encuentro amoroso, gamberros que abuchean… Todas estas situaciones que “eran” cotidianas, forman parte de la vida de Toto y Alfredo, y probablemente de la nuestra.
El cine Paradiso nació en aquellos años dorados del celuloide en una ciudad como tantas en las que se necesitaba del entretenimiento para salir de rutinas difíciles. Algo más reciente para quien se reconozca de alguna manera en esta crítica se puede extrapolar a los cines de nuestra ciudad como el Avenida, el Teatro Cinema, Apolo, otros posteriores como el Mecisa o el Astoria, nombres épicos, incluso el I.T.I. de los Padres Jesuitas donde se iniciaron los primeros “cine fórum” y donde quien esto escribe disfrutó como “acomodador” y, naturalmente, visionando las sesiones de los sábados y domingos de mi infancia.
Giuseppe Tornatore combina de forma brillante lo que representan los sueños para todo cinéfilo, pero también la realidad que se muestra irremediablemente para tratar de sobreponernos a las vicisitudes. La historia se va gestando en la cabina de proyección de una pequeña localidad de Sicilia y en Roma a lo largo de la vida del personaje, figura que tiene cierto paralelismo biográfico con el director. Narrada a través de un eterno flashback, comprende las tres partes de la historia para exponer con detalle lo que representan la infancia durante los años de la post guerra, los idilios amorosos adolescentes y el regreso del protagonista transformado en realizador de cine.
Además del Salvatore niño, adolescente y adulto, aparece Philippe Noiret, que da vida al benigno operador cinematográfico, y que entre una treintena de películas cuenta con Topaz, El cartero (y Pablo Neruda) y La gran comilona, siendo ésta para mí la más entrañable.
Como suele ser habitual en las críticas, hay que hacer gloriosa mención a su banda sonora, obra del gran Ennio Morricone, que pienso enternece a cualquiera que la escuche de nuevo. Igualmente, la fotografía de Blasco Giurato no puede definirse más hermosa. Su recompensa fueron los premios Oscar y Globos de Oro a mejor película en el año 89, entre otros siete importantes reconocimientos más.
Cinema Paradiso cuenta además con un final antológico que ningún aficionado al cine, como quien propone esta película, puede perderse.