CINE EN LA CASA MUNICIPAL DE CULTURA DE MIRANDA DE EBRO (BURGOS). JUEVES SEÑALADOS, EN SESIONES DE 18:00 y 20:30.
ORGANIZA LA ASOCIACIÓN CULTURAL OTROSOJOS EN COLABORACIÓN CON EL AYUNTAMIENTO DE MIRANDA DE EBRO

Jueves 27 de Febrero 2020, REENCUENTROS: CINEMA PARADISO

El próximo jueves, 27 de febrero, proyectamos en la Casa Municipal de Cultura, dentro de la sección Reencuentros de la programación “Cine con Otros Ojos”, “Cinema Paradiso”, de Giuseppe Tornatore, en sesiones de 6 y 8:30 de la tarde, con la localidad a 3´50 euros. La primera sesión será doblada; la segunda, en versión original (italiano) subtitulada.

         Adjuntamos la sinopsis de la película facilitada por la distribuidora, el comentario de Miguel del Pino que editaremos como ficha, y una reproducción del cartel.

         Un abrazo, y hasta el jueves. Asociación Otrosojos.

 

 

 

Dirección:    Giuseppe Tornatore

Guión:        Giuseppe Tornatore

Interpretes:    Philippe Noiret, Jacques Perrin, Salvatore Cascio, Agnese Nano

Italia, 1988 - 124 min.

Todos los Públicos



SINOPSIS DE LA PELICULA:

Cinema Paradiso es una historia de amor por el cine. Narra la historia de Salvatore, un niño de un pueblecito italiano en el que el único pasatiempo es ir a ver películas. Subyugado por las imágenes en movimiento, el chico cree ciegamente que el cine es magia; pero, un día, Alfredo, el operador, accede a enseñarle al pequeño los misterios y secretos que se ocultan detrás de un filme. Salvatore va creciendo y llega el momento en el que debe abandonar el pueblo y buscarse la vida. Treinta años después, recibe un mensaje en el que le comunican que debe volver a casa. 

 

 

 

 

COMENTARIO:

 

Bautismo cinematográfico

 

Siempre he dicho que uno de los aspectos que más me gusta del cine es el de que cuente historias, que éstas hablen de las personas, de sus vidas y quehaceres. Cinema Paradiso, aún siendo una fábula, entra en esta catalogación porque trata de transmitir emociones, algo en lo que los italianos tienen bastante experiencia.

 

Cuando “se pintan canas” y se rememoran tiempos pasados -aunque no sirva de nada, salvo para ver si hemos aprendido o evolucionado algo en la vida-, se agradece no obstante encontrarnos con historias como la de Salvatore, un niño cuyo amor por su novia, por su amigo especial y por el cine le motivan a superarse como persona, lo que coincide con mi valoración.

 

Cuando el cine ha formado parte de nuestras vidas, como en mi caso, conviene esa reflexión, porque éstas son un “largometraje” de comedias, dramas y tragedias y cada cual nos identificamos muchas veces con el personaje, que nos sirve como espejo de nuestras vivencias. Aquí también cobra vida a través de sus “peculiares” espectadores y espectadoras donde podemos encontrar a una mujer dando el pecho, parejas realizando “tocamientos” en las últimas filas como lugar de su encuentro amoroso, gamberros que abuchean… Todas estas situaciones que “eran” cotidianas, forman parte de la vida de Toto y Alfredoy probablemente de la nuestra.

 

El cine Paradiso nació en aquellos años dorados del celuloide en una ciudad como tantas en las que se necesitaba del entretenimiento para salir de rutinas difíciles. Algo más reciente para quien se reconozca de alguna manera en esta crítica se puede extrapolar a los cines de nuestra ciudad como el Avenida, el Teatro Cinema, Apolo, otros posteriores como el Mecisa o el Astoria, nombres épicos, incluso el I.T.I. de los Padres Jesuitas donde se iniciaron los primeros “cine fórum” y donde quien esto escribe disfrutó como “acomodador” y, naturalmente, visionando las sesiones de los sábados y domingos de mi infancia.

 

Giuseppe Tornatore combina de forma brillante lo que representan los sueños para todo cinéfilo, pero también la realidad que se muestra irremediablemente para tratar de sobreponernos a las vicisitudes. La historia se va gestando en la cabina de proyección de una pequeña localidad de Sicilia y en Roma a lo largo de la vida del personaje, figura que tiene cierto paralelismo biográfico con el director. Narrada a través de un eterno flashback, comprende las tres partes de la historia para exponer con detalle lo que representan la infancia durante los años de la post guerra, los idilios amorosos adolescentes y el regreso del protagonista transformado en realizador de cine.

 

Además del Salvatore niño, adolescente y adulto, aparece Philippe Noiret, que da vida al benigno operador cinematográfico, y que entre una treintena de películas cuenta con TopazEl cartero (y Pablo Neruda) y La gran comilona, siendo ésta para mí la más entrañable.

 

Como suele ser habitual en las críticas, hay que hacer gloriosa mención a su banda sonora, obra del gran Ennio Morricone, que pienso enternece a cualquiera que la escuche de nuevo. Igualmente, la fotografía de Blasco Giurato no puede definirse más hermosa. Su recompensa fueron los premios Oscar y Globos de Oro a mejor película en el año 89, entre otros siete importantes reconocimientos más.

 

Cinema Paradiso cuenta además con un final antológico que ningún aficionado al cine, como quien propone esta película, puede perderse.



Miércoles 22 de Enero 2020, REENCUENTROS: SABRINA

El próximo miércoles, 22 de enero, proyectamos en la Casa Municipal de Cultura, dentro de la sección Reencuentros de la programación “Cine con Otros Ojos”, “Sabrina”, de Billy Wilder, en sesiones de 6 y 8:30 de la tarde, con la localidad a 3´50 euros. La primera sesión será doblada; la segunda, en versión original (inglés) subtitulada.

            En esta ocasión, hemos cambiado el día de la semana en que habitualmente venimos haciendo las actividades puesto que el jueves inmediato (día 23), está prevista la conferencia de Eloy Martínez de la Pera sobre la preciosa relación entre Audrey Hepburn -coprotagonista de la película- y el modisto Hubert de Givenchy, y sobre la importancia del vestuario en el cine.

         Adjuntamos la sinopsis de la película facilitada por la distribuidora, el comentario de Grijander extraído de “Filmaffinity” que editaremos como ficha, y una reproducción del cartel.

         Un abrazo, y hasta el miércoles.

  

 

 



Dirección:    Billy Wilder

Guión:        Billy Wilder, Ernest Lehman

Interpretes:    Humphrey Bogart, Audrey Hepburn, William Holden, Walter Hampden

Estados Unidos, 1954 - 113 min.

Todos los Públicos



SINOPSIS DE LA PELICULA:

 

La joven Sabrina, hija del chofer británico de los poderosos Larrabee, está enamorada del hijo menor de la familia, que coquetea con ella por puro entretenimiento. El padre la envía a Paris, de donde vuelve convertida en una mujer elegante y seductora que trastorna a los dos hermanos Larrabee, tanto al frívolo David como al hermético y adusto Linus.

 

 

 

COMENTARIO:

 

Deliciosa

 

Sabrina adapta la obra de teatro “Sabrina Fair”, creada por Samuel Taylor, y lo hace para convertirse en un exitazo a todos los niveles. Un placer continuo para el espectador. Una verdadera obra de arte.

Billy Wilder y el plano secuencia. Así podría sobrescribirse el título de la película. Qué genio fue Wilder, diosmiodemividademicorazón... Hay quien considera Sabrina una película "menor" (o no tan grande como otras) dentro de su filmografía. Es respetable, pero yo no lo comparto. Puede que el guion sea más liviano, aunque en su sencillez reside la compleja magia que conecta al espectador con los personajes, que se muestran constantemente ambiguos engañándose entre ellos con Wilder volcado en mostrarnos la verdad de sus acciones. Los planos secuencia se repiten y compiten entre ellos para ver cuál es más perfecto, conduciendo a quien está a la otra parte de la pantalla a un viaje humano tan cómico en su mostrador como trágico dentro de algún camarote mental. Parece fácil, pero no lo es, esto que hace Wilder: mostrar un prólogo que presenta de pies a cabeza a los tres protagonistas y a varios secundarios. Hay quien necesita dos horas para eso y, al final, se queda en la superficie. Wilder desgrana cada capa de sus personajes principales en apenas diez minutos. Puto genio. La empresa discurre, a partir de ahí, entre amoríos, enamoramientos, desamores y reencuentros; atraviesa fases de humor cercano a los Hermanos Marx y toca el drama de esa forma tan sutil como sólo Wilder sabía hacerlo.

Humphrey Bogart, Audrey Hepburn y William Holden. Rasca, rasca, que ya no pica. La protagonista principal es Audrey, esa belleza hipnótica llena de glamour y de talento que maravilló y sigue maravillando al mundo entero. Su interpretación es un regalo para el amante del cine; pasional aunque esquiva, poderosa aunque frágil, intensa pero suave. Matices inconcebibles para gran parte de la gente que se dedica a interpretar, según parece. Lo de Bogart es, a mi entender, uno de sus mejores trabajos. No es el más carismático de la película, lo que obliga al actor a crear un personaje potente, convencido de sí mismo para lograr convence al espectador. Lo logra y en cada escena repite lo mismo con una facilidad pasmosa. Holden cierra el triángulo amoroso. Es el guapo, el mujeriego, el personaje “estándar" de la época. Puede que sea el menos desarrollado, pero no por ello se queda en simple caricatura, sino que el intérprete imprime versatilidad a su personaje y, sumado a lo que ya le da Wilder, resulta un trabajo perfecto. Los planos secuencia tan perfectamente ejecutados serían un simple sueño si no existieran actores de la talla de los tres que tenemos en Sabrina, pues sabes que van a imponerse a las cámaras y a cualquier adversidad que se les plantee. Son un tándem perfecto; un triángulo equilátero de dimensiones goliatescas, pese a los conflictos que, como siempre, provocó Bogart.

Resumiendo, que es gerundio: Sabrina no es la mejor película de Wilder, lo acepto. Pero tampoco es una obra menor dentro de su dilatada carrera. Por ahí no paso. Planos secuencia de majestuosa precisión, un guion lleno de matices que se esconde tras una falsa simplicidad y un juego complejo y bien ejecutado de amoríos entre tres personajes que se reparten protagonismo y que están interpretados de forma escandalosamente soberbia por tres gigantes: Audrey Hepburn, Humphrey Bogart y William Holden. Palabras mayores.

 

 

 

 

Jueves 10 de Marzo: LOCKE

El próximo jueves, 10 de marzo, proyectamos en la Casa Municipal de Cultura, dentro de la programación “Cine con Otros Ojos”, “Locke", de Steven Knight, en sesiones de 6 y 8:30 de la tarde, con la localidad a 3´50 euros.

Adjuntamos la sinopsis de la película facilitada por la distribuidora, el comentario de Valentín Terrazas que editaremos como ficha, y una reproducción del cartel.

Un abrazo, y hasta el jueves. Asociación Otrosojos.



SINOPSIS DE LA PELICULA:

Ivan Locke es un prestigioso capataz de grandes obras que ha tenido que trabajar muy duro para alcanzar su sueño: llevar una buena vida, con un buen trabajo y una familia que le quiere. Sin embargo, un día, en la víspera de su encargo más importante, recibe una llamada que le empuja a tomar una decisión que quizás eche toda su vida por tierra.












Un verano en Villafranca
            
Hace muchos años, tendría yo cinco o seis, en uno de los meses de verano que pasaba en Villafranca Montes de Oca con mis tíos veterinarios (bueno, el veterinario era él, pero a ella la llamaban reverencialmente “la veterinaria”, como a la mujer del médico “la médica”) asistí por primera vez a una representación teatral. Se trataba, supongo, de una obra tremebunda de Alejandro Casona o de algún otro autor aficionado a fabular dramas ricos en óbitos, preferiblemente culminados por la autoejecución del propio asesino, aplastado por un remordimiento insuperable.
La sesión tuvo lugar en una lonja harto reducida, utilizada también en las jornadas de vacunación antirrábica. Y allí estaba yo, un tanto aterrorizado, viendo desde el primero de los bancos traídos de la iglesia cómo el furibundo padre de una familia desventurada acababa con su sufrimiento descerrajándose un tiro en la cabeza, no sin antes haber mandado al otro mundo a su esposa y a sus dos hijas. Ahora que lo pienso, tendría que haberme puesto sobre aviso el hecho de que estas tres desgraciadas aparentaran idéntica edad, circunstancia a la que por entonces no di mayor importancia, acoquinado por el fragor de los disparos y feliz al fin y al cabo de salir con vida de aquel desbarajuste, del que huí aprovechando el revuelo provocado entre los paisanos por aquel final estrepitoso.
            No sé si alguno más de los espectadores creyó que los cómicos, obedeciendo ciegamente al libreto, habían fallecido de facto. Yo sí, a pies juntillas. Dándole vueltas a lo dura que debía ser la existencia de los artistas, tan efímera como dictase el capricho de los literatos, volví a casa, sin que pudiera pasar un bocado de la cena, tal había sido la impresión. Más tarde, y como todas las noches, acompañé a mi tío al bar, donde tomaba su café de costumbre con el galeno. No conseguía desterrar mis cavilaciones cuando, ¡horror!, veo aparecer por la puerta, fraternalmente acompañado por sus tres víctimas, al suicida vociferante, sin mostrar el menor daño y declamando ahora “¡pónganos cuatro tintos y algo que picar!”.
            Semirrepuesto del susto por las explicaciones de mi pariente y, lo que resultó más humillante, por las risotadas de su amigo y de los resucitados faranduleros, supe entonces que una cosa es el teatro y otra la realidad, por teatral que pueda resultar ésta con frecuencia. Sospeché también que, alcanzara la edad que alcanzase, nunca llegaría a apreciar la dramaturgia. Han pasado casi seis décadas y, si bien he conseguido en muy contadas ocasiones disfrutar de algunas piezas, no soporto las explosiones sentimentales, los cambios de humor arbitrarios ni los aspavientos que pueblan demasiados títulos.
            ¿Pero a qué viene tan prolija exposición de mi trauma?, se preguntará el lector que haya alcanzado este punto de un teórico comentario sobre Locke (Steven Knight, 2013). Pues bien: a que fui a verla con toda la prevención del mundo, advertido como estaba de que se trataba de un diálogo rodado en el interior de un vehículo entre un solo protagonista presente y voces llegadas a través del “manos libres” telefónico. “¡Santodiós!”, me decía yo: teatro llevado al cine; esto es, el cine que no digiero. Estigma al que venía a sumarse ese reto evidente de desarrollar toda la acción en un  minúsculo espacio, lo que parecía ser un “experimento narrativo” propio del otro cine que aborrezco: el supuestamente trasgresor que se impone, a menudo sin otra ambición, sorprender al público en una enésima versión del rey desnudo y los taimados tejedores.
            Entonces, ¿qué pudo arrastrarme frente a la pantalla en que iba a proyectarse Locke, presunto relato teatral presuntamente realizado como un “tour de force”? Pues muy sencillo: el que su protagonista único (bueno, dando réplica a interlocutores invisibles) fuese Tom Hardy, uno de los grandes. Y oigan ustedes, si aún siguen al aparato: no me arrepentí, al punto de haber propuesto esta película para nuestra programación de “Cine con Otros Ojos”, en la que que ya hemos gozado de este actor formidable en El niño 44. Se felicitarán, créanme, de acompañar las vicisitudes en tiempo real de un Ivan Locke interpretado sin atisbo alguno de sobreactuación, transmitiendo con una verosimilitud apabullante la determinación de un hombre de ser fiel a sí mismo, aunque serlo suponga ver derrumbarse su mundo familiar y profesional.

Valentín Terrazas

Jueves 3 de Diciembre: COHERENCE

El próximo jueves, 3 de diciembre, proyectamos en la Casa Municipal de Cultura, dentro de la programación “Cine con Otros Ojos”, “Coherencia”, de James Ward Byrkit, en sesiones de 6 y 8:30 de la tarde, con la localidad a 3´50 euros.

         Adjuntamos la sinopsis de la película facilitada por la distribuidora, el comentario de Adriana Antía que editaremos como ficha, y una reproducción del cartel.

         Un abrazo, y hasta el jueves. Asociación Otrosojos.



SINOPSIS DE LA PELICULA:

En Finlandia, en 1923, el paso de un cometa hizo que los habitantes de un pueblo quedaran completamente desorientados; incluso una mujer llegó a llamar a la policía denunciando que el hombre que estaba en su casa no era su marido. Décadas más tarde, un grupo de amigos recuerda este caso mientras cenan, brindan y se preparan para ver pasar un cometa...











COMENTARIO:

Lindo gatito
            
No es preciso dominar conceptos como “Realidades fragmentadas”, “Colapsos del estado cuántico” o “Coherencia y decoherencia cuántica” para entender esta película. Ni tan siquiera es necesario conocer al pobre gato de Schrödinger… aunque se hablará de ello.  
Hay veces en que la ciencia ficción huye del efecto digital y prefiere poner toda la masa gris en el asador. Coherence puede ser un paseo neuro-fatigoso, pero será difícil perder comba y salirse del camino pese a todos los agujeros negros. Las grandes películas se nutren de ideas brillantes y simples a la vez, y esta cinta es la demostración ciencioempírica más palpable de que con cabeza, un salón de estar, un director novel (James Ward Byrkit), cuatro duros y cinco días de curro basta para casi rozar la brillantez.
James Ward Byrkit y Alex Manugian (que se pluriemplea actuando infiltrado como ”Amir”) trabajaron durante mucho tiempo la trama de la película, estudiando cada una de las variables y decidieron llevar a cabo el rodaje como si de una partida de rol en vivo se tratase. Tras el casting, los actores sólo recibieron unas leves pinceladas sobre sus personajes, así como una lista de objetivos a conseguir que cambiaba con cada día de grabación. Todo lo demás fue fruto de la sorpresa y de la improvisación. Los actores no sabían el destino ni de sus personajes ni de los del resto. Asomados al vacío de lo desconocido, sintiendo el frio de la quinta dimensión, se dejaron no obstante llevar y día tras día todo fue casando, encajando como las piezas de un puzzle, encontrando poco a poco su coherencia final.
Pero la ciencia ficción y las clases (un poco de CCC) de física cuántica de Coherence no son más que una excusa para desnudarnos a fondo. Una reflexión acerca de las aspiraciones personales, sobre cómo siempre hay una versión mejorada de nosotros mismos y, casi seguro, más de una peor. De la autoexploración mental, de los parones de sinapsis generalizados que todos  necesitamos de vez en cuando para poder reubicarnos y tomar perspectiva. De las otras vidas que nos gustaría vivir, espejos diferentes e ideales en los que  vernos reflejados. Pero sobre todo acerca de lo que hemos de sacrificar para obtener nuestro alter ego ideal… Una crítica a la esencia del hombre que ansía por la perfección, una oda a nuestra esencia más salvaje, violenta y natural.

Adriana Antía