CINE EN LA CASA MUNICIPAL DE CULTURA DE MIRANDA DE EBRO (BURGOS). JUEVES SEÑALADOS, EN SESIONES DE 18:00 y 20:30.
ORGANIZA LA ASOCIACIÓN CULTURAL OTROSOJOS EN COLABORACIÓN CON EL AYUNTAMIENTO DE MIRANDA DE EBRO

Jueves 21 de junio: NADIE SABE NADA DE GATOS PERSAS (V.O.S.)

El próximo jueves, 21 de junio, concluimos la actual temporada de “Cine con Otros Ojos” con la proyección en la Casa Municipal de Cultura, en versión original subtitulada, de “Nadie sabe nada de gatos persas”, del director iraní Bahman Ghobadi. Como de costumbre, en sesiones de 6 y 8´30 de la tarde, con la localidad a 3´50 euros.

Adjuntamos la sinopsis de la película facilitada por la distribuidora, el comentario de Miguel Masero Ortega que editaremos como ficha, y una reproducción del cartel.

Un abrazo, y hasta el jueves.




Dirección: Bahman Ghobadi
Guión: Bahman Ghobadi, Roxana Saberi y Hosein M. Abkenar
Interpretes: Hamed Behdad, Ashkan Koshanejad, Negar Shaghaghi


Irán, 2009 - 106 min.
Mayores de 7 años






SINOPSIS

Dos jóvenes músicos -un hombre y una mujer- que acaban de salir de la cárcel deciden formar un grupo musical. Juntos, exploran el submundo del Teherán contemporáneo en busca de otros intérpretes. Cuando las autoridades les prohíben cantar en Irán, planean escapar de su existencia clandestina y sueñan con actuar en Europa, pero, sin dinero y sin pasaportes, no será fácil...





“Si cantamos enterrados el sonido no pasa del techo”






Bahman Ghobadi se forjó, con sus películas Las tortugas también vuelan y Media Luna (galardonadas con la Concha de Oro en el festival de Cine de San Sebastián en sus ediciones de 2001 y 2006 respectivamente, y ambas proyectadas en la pantalla de “Cine con Otros Ojos”), una merecida reputación gracias a sus historias de importante calado dramático, regalando al acomodado público de occidente esas dosis de miseria, dolor y exotismo cultural que año tras año buscamos en el cine de oriente medio y que hace arrasar particularmente al iraní en los festivales de medio mundo.
Quizá cansado de mostrar esa cruda realidad rural de sus compatriotas, en su última película, Nadie sabe nada de gatos persas, se adentra en uno de los problemas sordos de la Teherán actual: la incesante censura del gobierno de Mahmud Ahmadineyad y la fuerte presión de los fundamentalistas religiosos ante la música y los sonidos “impuros” de occidente. Una represión a las expresiones artísticas que emitan ese impertinente tufillo a aperturismo. Una persecución que lleva a muchos jóvenes a pasar por la cárcel, pero que no les impide seguir formando miles de grupos musicales. Oleadas de jóvenes que luchan desde el subsuelo, desde la clandestinidad, desde la oscuridad de los garajes y azoteas de una ciudad que late con fuerza a pesar de las dificultades. A través de este docudrama (todos los personajes de la película -exceptuando a Nader, el incansable representante musical de los protagonistas Ashkan y Negar- son reales y se interpretan a ellos mismos), el aclamado director nos acompaña en un paseo por la música actual iraní; por un mundo repleto de trabas en forma de permisos, autorizaciones y leyes absurdas, de la que obviamente tampoco se escapa el cine. La mayor parte de la filmografía de Bahman Ghobadi, premiada en medio mundo, no ha sido estrenada en las salas de Irán. Sólo puede verse a través de copias piratas distribuidas por el propio director. Nadie sabe nada de gatos persas (ganadora del Premio Especial del Jurado en la sección “Una cierta mirada” del Festival de Cannes 2009) fue rodada de manera clandestina, en apenas tres semanas, cámara en mano, sin licencias de ningún tipo. Por supuesto, no estrenada en Irán y con un Bahman obligado al exilio si quiere volver a hacer cine.
Un formato casi documental (quizá la parte de ficción, sobre todo el final, reste un poco de credibilidad a la historia), plagado de videoclips musicales, de denuncia, pero sobre todo de esperanza. La esperanza de ver a una importante y creciente cantidad de jóvenes luchando por algo que no debería ser discutido: la libertad artística. Como muy bien explica uno de los músicos en la película, “hemos subido aquí para poder gritar, para despertar a la ciudad, a todos estos edificios, a las calles. Si cantamos enterrados el sonido no pasa del techo”.


Miguel Masero Ortega








Jueves 7 de junio: ANIMAL KINGDOM



    El próximo jueves, 7 de junio,  proyectamos en la Casa Municipal de Cultura “Animal Kingdom”,  de David Michôd, , en sesiones de 6 y 8´30 de la tarde, con la localidad a 3´50 euros.
    Adjuntamos la sinopsis de la película facilitada por la distribuidora, el comentario de “Maldito Bastardo”, crítico habitual de “FilmAffinity”, que editaremos como ficha, y una reproducción del cartel.
    Un abrazo, y hasta el jueves. Asociación Otrosojos.



Dirección:   David Michôd 
Guión:         David Michôd
Interpretes: James Frecheville, Ben Mendelsohn, Joel Edgerton, Guy Pearce, Luke Ford, Sullivan Stapleton, Jacki Weaver, Laura Wheelwright


Australia, 2010 - 112 min.
Mayores de 16 años


SINOPSIS

Tras morir su madre, J Cody se traslada a Melbourne con sus tíos y abuela, familia con la que hasta ahora no ha tenido contacto. Allí estará bajo la atenta mirada de su abuela Smurf. Aunque se adaptará rápidamente a su nueva vida, no tardará en descubrir que este mundo es mucho más peligroso de lo que nunca había imaginado. El detective Nathan Leckie deberá ganarse su confianza para protegerle.





 La jauría humana


Desde luego en Australia tienen claro su papel cinematográfico. En este caso la hoja es la conocida como ‘papel cebolla’… porque define perfectamente la revisión borrosa y completamente diferente de los géneros que retrata. Se ve y se intuye, pero existe un filtro que hace aparentemente diferente lo traslúcido. Vimos esa revisión del western en La propuesta, el otro lado del falso documental, reinventando Spellbound, en Razzle Dazzle: A Journey Into Dance, la monster-movie de El territorio de la bestia llevando la bestia al territorio autóctono, e incluso aires de superproducción en Australia. Pequeñas porciones de cine que buscan dobleces en géneros y patrones estandarizados por el cine norteamericano.
    Animal Kingdom parece revisitar Mamá sangrienta, de Roger Corman, con tendencias esclarecidas por el thriller americano contemporáneo. Se nos presenta el retrato de una familia criminal fomentada en el matriarcado y poder de una figura de aparente sonrisa sibilina, capaz de realizar lo que sea para defender su manada. El filme y ópera prima en formato largo de David Michôd nos habla de los bajos fondos mediante la analogía de la especie carnívora y la selva repleta de leones. Un nuevo familiar llega a la manada, ‘J’, cuya madre huyó lejos de la estirpe y maldición familiar pero cayó víctima de la sobredosis de heroína. Desde la presentación nos hablan de la dureza e insensibilidad de estos animales depredadores, aunque no nos muestran sus crímenes salvo en fotos de unos títulos de crédito. La caza acabó pero no la cena de esa carnaza que tiñen sus dientes de sangre… ‘J’ realmente es una gacela que se ve inmersa en un mundo que no le corresponde y tiene dos opciones: convertirse en león o dejar en manos de unos cazadores, más furtivos que legales, llamados policía el futuro del clan familiar.
    Animal Kingdom recrea el suspense por lo impredecible en dilatados tiempos de exposición que traspasan la barrera de la promiscuidad narrativa. Los giros se sustentan como nueva vía de evolución del guión y se intuye cierto grado de talento en la dirección de las imágenes encastradas en notables secuencias de género. Hay reglas y normas en ese mundo: hay que lavarse las manos después de acudir al retrete… y, por supuesto, cometer un crimen. La moralidad existe, pero el miedo al ser mayor acaba por apagar cualquier atisbo sentimental.
    Tal vez el mayor pecado sea la irregularidad por buscar premeditadamente el punto de giro. A veces se intenta hallar algo tan imprevisible que habita lo predecible.
    Aquí hay buen cine, animales y gánsteres con leona, madre y reina. La naturaleza nos guía y esta jauría humana, con una sobrenatural líder de la manada interpretada por Jacki Weaver, no queda exenta. Animal Kingdom nos habla de la genética criminal con ánimo de durar, revivir y vivir en tiempos y ecosistemas adversos.

Crítica de Maldito Bastardo, extraída de “FilmAffinity”