CINE EN LA CASA MUNICIPAL DE CULTURA DE MIRANDA DE EBRO (BURGOS). JUEVES SEÑALADOS, EN SESIONES DE 18:00 y 20:30.
ORGANIZA LA ASOCIACIÓN CULTURAL OTROSOJOS EN COLABORACIÓN CON EL AYUNTAMIENTO DE MIRANDA DE EBRO

Jueves 17 de Diciembre: LA TORRE DE SUSO


El próximo jueves, 17 de diciembre, proyectamos en la Casa Municipal de Cultura “La torre de Suso”, de Tom Fernández, en sesiones de 6 y 8´30 de la tarde, con la localidad a 2´50 euros.
Adjuntamos la sinopsis de la película facilitada por la distribuidora, el comentario de Miguel del Pino que editaremos como ficha, y una reproducción del cartel.

Un abrazo y, si no nos vemos antes, felices fiestas y un estupendo año nuevo. Asociación Otrosojos.




Dirección:         Tom Fernández
Guión:             Tom Fernández
Intérpretes:  Javier Cámara, Gonzalo de Castro, César Vea

España, 2007 - 98 min.
Mayores de 13 años







SINOPSIS

Cundo (Javier Cámara) regresa a su tierra después de diez años de ausencia. El motivo es la muerte de su mejor amigo, Suso. Los planes de Cundo son emborracharse con el resto de sus viejos amigos a la salud de Suso, aparentar que todo le va de maravilla y salir corriendo de allí otra vez. Pero ni las cosas le van tan bien, ni Suso se va a conformar con una borrachera...




Canto a la amistad


La Torre de Suso es una torre donde cabemos todos. Un lugar donde podría reunirse un grupo de amigos sin que destaque más el simpático del retraído, el prudente del impulsivo, el sensible del burlón, el despreocupado del atento… y así podríamos seguir hasta identificarnos con alguna característica, de las muchas que pueden definirnos en un grupo forjado en la juventud de cualquier generación.
El grupo, sin embargo, a veces encubre los verdaderos aspectos de la personalidad de cada uno, donde el más débil o el tímido suelen refugiarse para pasar más desapercibidos, o para enmascarar el afán de protagonismo de aquellos que necesitan disimular aquello de lo que no se sienten orgullosos, por no hablar de complejos.
En La Torre de Suso hay cuatro amigos que se reúnen en un pueblo asturiano tras años de desencuentro, para despedir y homenajear a uno de sus compañeros de juergas, fallecido a consecuencia de la droga. Lo que cada uno de ellos ha sido incapaz de encontrar a lo largo de su vida se manifiesta en un mensaje de despedida del difunto, que, sin saber muy bien el por qué, se esmeran en complacer sin darse cuenta de que en realidad es una ventana abierta a algo nuevo, a segundas oportunidades por los fracasos.
Desde lo alto de una torre se puede ver el paisaje con mayor perspectiva y amplitud cuando queremos mirar un poco más allá. La torre en sí es una metáfora para localizar a lo lejos lo que no nos permite ver lo cotidiano, cuando estamos perdidos en sentimientos de culpabilidad, cuando anhelamos la reconciliación y buscamos la aceptación al fracaso sentimental o profesional.
La torre es, pues, una oportunidad para reflexionar desde un lugar distanciado sobre lo que se ha vivido, permitiendo ver las cosas mucho más claras desde arriba. Es un escenario donde poder decirle al otro aquello que a veces pesa en la garganta y en los pies y se libera cuando escalamos peldaños.
Sin embargo, no quisiera que el lector piense en unos personajes ni desalmados, ni modélicos; no sirven de nada los juicios de valor cuando podemos vernos en el espejo de cualquiera que refleje nuestras debilidades. Si quiero dejar patente la humanidad de cada uno de ellos, puesto que todas y cada una de sus cualidades y defectos son, ante todo, eso: humanas.
La Torre de Suso es un lugar desde el que podemos mirar cargados de optimismo y desde el cual podemos ver situaciones, la vida… desde una óptica diferente.
La Torre… no es una grandísima película; es una historia contada con sencillez y veracidad, que puede hacerse entrañable y cercana porque habla de aspectos de nuestro entorno. Tomás Fernández se estrena como director con este film al cual también aporta el guión. Cabe mencionar el elenco de actores, muchos de los cuales debutaron en televisión, que impregnan con humor y frescura las historias, con especial mención a un sobresaliente Javier Cámara. Los tres premios Goya -Actor de reparto, Actor revelación y Director novel-, son un incentivo más para disfrutar de esta cinta de nuestro cine, tan criticado habitualmente, a mi parecer de manera injusta.

Miguel del Pino



   

 

Jueves 10 de Diciembre: EL LUCHADOR


El próximo jueves, 10 de diciembre,  proyectamos en la Casa Municipal de Cultura “El Luchador”, de Darren Aronofsky, en sesiones de 6 y 8´30 de la tarde, con la localidad a 2´50 euros.
Adjuntamos la sinopsis de la película facilitada por la distribuidora, el comentario de Raquel Sáenz de Buruaga que editaremos como ficha, y una reproducción del cartel.

Un abrazo. Asociación Otrosojos.


Dirección:     Darren Aronofsky
Guión:          Robert D. Siegel
Intérpretes:  Mickey Rourke, Marisa Tomei


Estados Unidos, 2008 - 109 min.
Mayores de 13 años




SINOPSIS

Randy "The Ram" Robinson (Mickey Rourke) es un luchador profesional de wrestling ya retirado que, tras haber sido una estrella en la década de los ochenta, trata de continuar su carrera en el circuito independiente, combatiendo en cuadriláteros de tercera categoría. Cuando se da cuenta de que los brutales golpes que ha recibido a lo largo de su carrera le empiezan a pasar factura, Randy decide poner un poco de orden en su vida; intenta acercarse a la hija que abandonó, Stephanie, a la vez que trata de superar su soledad con el amor hacia Cassidy, una streaper (Marisa Tomei).




Mickey Rourke no es mentira


Si mis prejuicios hubieran sido más fuertes que mi capacidad de ceder ante los deseos de otros, nunca habría visto El luchador. Mickey Rourke no era actor de mi devoción y contemplar su rostro -asiduo visitante de los quirófanos- me produce una sensación incómoda. No obstante, tiene ciertas ventajas experimentar estas aprensiones: cuando se derrumban, la experiencia es mucho más gozosa que la del desprejuiciado. Por esta razón El luchador precipitó mi reconciliación con Rourke y me hizo apreciar esta intensa película.
     Nueve semanas y media seguía siendo el título al cual le asociábamos la mayoría y que le encasilló en una imagen de sex-symbol que flaco favor le hizo, pues eclipsó su participación anterior en trabajos mucho más interesantes con directores como Michael Cimino, Lawrence Kasdan o Ford Coppola. El luchador, por fín, parece escrita para él. De alguna manera, narra una trayectoria similar a la suya. Triunfo, caída, aprendizaje y búsqueda de una oportunidad de redención.
     Randy "The Ram" (Mickey Rourke) deja castigar su cuerpo en brutales combates de violencia fingida. Los golpes más dolorosos son los que le propinan su propia decadencia física y la soledad.
     Impresionantes y especialmente duras, visualmente, son las dos secuencias principales de pelea donde el redescubierto actor, sin ser doblado por especialista alguno, nos ofrece su martirio para que le perdonemos. Marisa Tomei y Eva Rachel Word dan vida a dos personas que combaten también contra circunstancias vitales complicadas y se enfrentan ante el dilema de aceptar o no a quien les pide amor pero tal vez les ofrezca dolor.
     El director, Darren Aronofsky (Réquiem por un sueño, La fuente de la vida) proporciona al desarrollo del relato un ritmo moroso pero conciso; no aburre ni cae en reiteraciones, progresando en cada secuencia. Tampoco hay aspavientos sentimentaloides que sobre el rostro de Mickey habrían sido patéticos. El guión de Robert Siegel otorga a sus criaturas reacciones comprensibles, pero el espectador simpatiza, ante todo, con Randy y, aunque probablemente haya sido un cabrón, quiere que las cosas le salgan bien.
     Al principio del filme, unos niños juegan con Randy, quien simula estar enfadado como un ogro gruñón, y los niños gritan: "¡es mentira, es mentira!" Lo mismo grita una multitud en la escena final, donde Randy-Rourke se entrega a su público -a nosotros también- y demuestra que todo es verdad.

Raquel Sáenz de Buruaga