El próximo jueves, 15 de enero, iniciamos esta nueva etapa del “Cine Con Otros Ojos” con la película “Michael Clayton”, de Tony Gilroy.
Como siempre, las sesiones serán a las 6 y 8´30 de la tarde, en Casa Municipal de Cultura, y el precio de la localidad de 2´50 euros.
Adjuntamos la sinopsis de la película facilitada por la distribuidora, el comentario de Alfredo Mozas García que editaremos como ficha, y una reproducción del cartel.
Un abrazo fuerte, y hasta el jueves. Asociación Otrosojos.
Guión: Tony Gilroy
Intérpretes: George Clooney, Tom Wilkinson, Tilda Swinton
Estados Unidos, 2007 - 119 min.
Mayores de 13 años
SINOPSIS
Michael Clayton trabaja para un famoso bufete de Nueva York, aunque no ejerce de abogado. Su especialidad es arreglar las cosas de la manera más limpia y rápida posible. No es ni policía ni abogado, sino la perfecta mezcla entre ambos: el perro guardián, el compañero fiel que siempre obedece y nunca pregunta...
Algunas películas llevan por título nombres de personas, de personajes que aparecen luego en la peli. Éste es un ejemplo, pero hay muchas más. Recuerdo, aunque no la vi, la que protagonizaba la ubicua, por entonces, Julia Roberts bajo el título de Erin Brockovich. A mí siempre me ha parecido un recurso pobre poner por título el nombre de un personaje, porque pienso: si el guionista hubiese elegido un nombre diferente para ese personaje, ¿habría sido otro el título de la película, siendo la historia la misma? Y a pesar de todo ello, para muestra, un botón. Aquí traigo un personaje bastante particular que, sin ser abogado ni detective, trabaja para un bufete de Nueva York arreglando lo que se avería; como un chapuzas, un tres en uno, un arreglalotodo de la vida cotidiana, que en una de ésas tiene que ir a sacar del abismo a un abogado de su empresa que, mientras representaba a una poderosa multinacional de productos agroalimentarios y químicos, un importante cliente del bufete, por algún motivo pierde los nervios frente al tribunal y comienza a comportarse de una manera bien rara.
Detrás, no cabe duda, hay un motivo por descubrir que es, en definitiva, el argumento que hace a esta peli recomendable y que mantiene el interés hasta el final. Por el camino van surgiendo las circunstancias personales de cada personaje, tan bien descritas, interpretadas y resueltas por los actores, los problemas con el juego, la mala conciencia, las funciones de reparadora de una abogada de la multinacional, la necesidad de descubrir la realidad para honrar la memoria de un amigo. Esas cosas menores que hacen de la vida este manojo de anécdotas que nos conmueven tanto a poco que nos las cuenten bien adornadas con bonitas imágenes y una música pegadiza.
De esta película se han dicho cosas como que “es un film negro”, “que intenta sacudirte y lo consigue”, “cuya intensidad puede resultar opresiva”, “de fuerte desenlace”, “intriga con moraleja y denuncia social que lanza mandobles al poder y a su falta de moral”. Y yo añado que es una historia bien contada, de interés creciente, que surge de las injusticias asociadas al empeño en mejorar los resultados contables de las empresas pese a quien pese, dando forma a la sospecha que siempre anida en nosotros de que somos conejillos de indias de las multinacionales que, muy de vez en cuando, quedan retratadas en denuncias que a duras penas sobreviven a las innumerables trabas que encuentran por el camino y casi nunca tienen un final feliz como el que hoy veremos, y no descubro nada.
En su momento, Tilda Swinton, que interpreta a la abogada de la parte contratante, recibió un Oscar como mejor actriz de reparto. En cuanto a Clooney, ¿que diré de él que no se haya dicho ya?. En cuanto al director, que dirige por primera vez en esta cinta, es el guionista de la saga Bourne. Otro que pasaba por ahí, un tal Pollack, se defiende como nadie del otro lado de la cámara.
La pega de estas películas es, como dije al principio, el título: cuando pasa algún tiempo y recuerdas que la viste y tratas de recomendarla a algún amigo que no sabe qué hacer un domingo por la tarde, no terminas de estar seguro si se titulaba Michael Clayton, o Maichael Cane, o Richard Tayclon, o Miguel Cretona, o Manolito Gafotas... Todo lo demás son ventajas, porque se queda uno tan a gusto en la butaca hasta el final. Y si no, al tiempo.
Alfredo Mozas García
La parte contratante...
Algunas películas llevan por título nombres de personas, de personajes que aparecen luego en la peli. Éste es un ejemplo, pero hay muchas más. Recuerdo, aunque no la vi, la que protagonizaba la ubicua, por entonces, Julia Roberts bajo el título de Erin Brockovich. A mí siempre me ha parecido un recurso pobre poner por título el nombre de un personaje, porque pienso: si el guionista hubiese elegido un nombre diferente para ese personaje, ¿habría sido otro el título de la película, siendo la historia la misma? Y a pesar de todo ello, para muestra, un botón. Aquí traigo un personaje bastante particular que, sin ser abogado ni detective, trabaja para un bufete de Nueva York arreglando lo que se avería; como un chapuzas, un tres en uno, un arreglalotodo de la vida cotidiana, que en una de ésas tiene que ir a sacar del abismo a un abogado de su empresa que, mientras representaba a una poderosa multinacional de productos agroalimentarios y químicos, un importante cliente del bufete, por algún motivo pierde los nervios frente al tribunal y comienza a comportarse de una manera bien rara.
Detrás, no cabe duda, hay un motivo por descubrir que es, en definitiva, el argumento que hace a esta peli recomendable y que mantiene el interés hasta el final. Por el camino van surgiendo las circunstancias personales de cada personaje, tan bien descritas, interpretadas y resueltas por los actores, los problemas con el juego, la mala conciencia, las funciones de reparadora de una abogada de la multinacional, la necesidad de descubrir la realidad para honrar la memoria de un amigo. Esas cosas menores que hacen de la vida este manojo de anécdotas que nos conmueven tanto a poco que nos las cuenten bien adornadas con bonitas imágenes y una música pegadiza.
De esta película se han dicho cosas como que “es un film negro”, “que intenta sacudirte y lo consigue”, “cuya intensidad puede resultar opresiva”, “de fuerte desenlace”, “intriga con moraleja y denuncia social que lanza mandobles al poder y a su falta de moral”. Y yo añado que es una historia bien contada, de interés creciente, que surge de las injusticias asociadas al empeño en mejorar los resultados contables de las empresas pese a quien pese, dando forma a la sospecha que siempre anida en nosotros de que somos conejillos de indias de las multinacionales que, muy de vez en cuando, quedan retratadas en denuncias que a duras penas sobreviven a las innumerables trabas que encuentran por el camino y casi nunca tienen un final feliz como el que hoy veremos, y no descubro nada.
En su momento, Tilda Swinton, que interpreta a la abogada de la parte contratante, recibió un Oscar como mejor actriz de reparto. En cuanto a Clooney, ¿que diré de él que no se haya dicho ya?. En cuanto al director, que dirige por primera vez en esta cinta, es el guionista de la saga Bourne. Otro que pasaba por ahí, un tal Pollack, se defiende como nadie del otro lado de la cámara.
La pega de estas películas es, como dije al principio, el título: cuando pasa algún tiempo y recuerdas que la viste y tratas de recomendarla a algún amigo que no sabe qué hacer un domingo por la tarde, no terminas de estar seguro si se titulaba Michael Clayton, o Maichael Cane, o Richard Tayclon, o Miguel Cretona, o Manolito Gafotas... Todo lo demás son ventajas, porque se queda uno tan a gusto en la butaca hasta el final. Y si no, al tiempo.
Alfredo Mozas García
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