El próximo jueves, 30 de marzo, proyectamos en la Casa Municipal de Cultura “Promises” en V.O.S., de Justine Shapiro, B.Z. Goldberg y Carlos Bolado, en sesiones de 5'30 y 8´30 de la tarde, con la localidad a 2 euros.
Adjuntamos la sinopsis de la película facilitada por la distribuidora, el comentario de Valentín Terrazas que editaremos como ficha, y una reproducción del cartel.
Un abrazo. Asociación Otrosojos.
Dirección: Justine Shapiro, B.Z. Goldberg y Carlos Bolado
Guión: B.Z. Goldberg y Justine Shapiro
Estados Unidos, 2001
Estados Unidos, 2001
SINOPSIS
Documental sobre las vivencias de un grupo de siete niños israelíes y palestinos entre los años 1995 y 1998. Siete testimonios infantiles sobre lo que significa crecer en Jerusalén. Yarko y Daniel son dos mellizos israelíes interesados en el ejército, la religión y el volley-ball. Mahmoud es partidario de Hamas y estudia el Corán. Shlomo, un niño judío ultra-ortodoxo que reza ante el muro occidental. Sanabel es hija de un periodista encarcelado en una prisión israelí. Faraj vive en un campo de refugiados...
La hierba que sufre
Yarko, Daniel, Mahmoud, Shlomo, Sanabel, Faraj, Moishe. Siete niños -judios unos, palestinos los otros- que viven a escasos minutos. Siete niños separados, sin embargo, por la vertiginosa distancia creada por la historia de sus respectivos pueblos. Por años de violencia, terror y desarraigo. Por una cotidianidad marcada por el adoctrinamiento, el prejuicio, el fanatismo. Siete niños convertidos, en el magnífico documental Promises, en portavoces de un sector de población especialmente vulnerable al que nadie pide opinión, y en protagonistas de una experiencia reveladora: vivir, aún durante un breve espacio de tiempo, el descubrimiento del “otro”.
La nominación de este trabajo al Oscar de 2002 como Mejor Documental no es sino el justo reconocimiento a la decencia, valentía y habilidad narrativa demostradas por sus tres codirectores: la californiana Justine Shapiro, el bostoniano B.Z. Goldberg (interlocutor de los chavales ante la cámara) y el mejicano Carlos Bolado (responsable también de su montaje, cuyo dominio ha demostrado en Como agua para chocolate o en Amores perros).
Rodado entre 1997 y 2000 -esto es, en un periodo de relativa calma, antes del inicio de la Segunda Intifada-, incluye algunas secuencias añadidas dos años después, cuando la reactivación del odio y su cosecha de dolor han abierto fisuras en la esperanza de los ya tempranos adolescentes.
El trío realizador nos sumerge en la vida de la abigarrada Jerusalén y en la de los campos de refugiados situados en su entorno con una notable inteligencia; esto es, descubriéndonos la pavorosa complejidad del conflicto palestino-israelí sin obviar ninguno de sus matices, sin construir un discurso unidireccional, abandonándose con toda sabiduría a la espontaneidad de sus personajes. Su recorrido por ese universo en el que son omnipresentes las armas, la amenaza latente o el recuerdo de las víctimas de uno y otro lado, desborda de esa manera emoción y sinceridad. Derrocha también un cálido humor y hallazgos narrativos tan brillantes como un improvisado duelo de eructos o la cómica declaración de principios de una princesilla atrapada por dos sillas apilables.
Hijos de judíos liberales descendientes de víctimas del nazismo o de rabinos integristas, hijas de militantes presos o de colonos sionistas, habitantes de los barrios árabe o judío de Jerusalén, de campos o de asentamientos... los niños ofrecen el reflejo nítido del laberinto iniciado aquel ya lejano 29 de noviembre de 1947, cuando la ONU aprobó partir el territorio recién abandonado por Gran Bretaña en dos zonas, una israelí y otra palestina.
Un laberinto cuajado de factores que a menudo parecen retroalimentarse: la proclamación del Estado de Israel, la primera guerra árabe-israelí y el consiguiente éxodo palestino, el nacimiento de la OLP, la Guerra de los Seis Días o la del Yom Kipur, el atentado de Múnich y las inmediatas acciones de represalia, los acuerdos de Camp David, las Intifadas, los asesinatos selectivos, el establecimiento de la Autoridad Nacional Palestina, los Acuerdos de Oslo, el ascenso político de Ariel Sharon, los atentados indiscriminados, la Hoja de Ruta, la construcción del Muro de Cisjordania, la muerte de Yasir Arafat, el desmantelamiento de colonias, la victoria electoral de Hamas y la probable de Kadima...
El deseo de un futuro mejor, representado en la imagen de un recién nacido envuelto en una manta de voluntarista estampado, es la respuesta humanista a lo denunciado por el filósofo George Murrel: “cuando dos elefantes se pelean, es la hierba la que sufre”.
Valentín Terrazas
El deseo de un futuro mejor, representado en la imagen de un recién nacido envuelto en una manta de voluntarista estampado, es la respuesta humanista a lo denunciado por el filósofo George Murrel: “cuando dos elefantes se pelean, es la hierba la que sufre”.
Valentín Terrazas
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