El próximo jueves, 11 de mayo, proyectamos en la Casa Municipal de Cultura “Elephant”, de Gus Van Sant, en sesiones de 5'30 y 8´30 de la tarde, con la localidad a 2 euros.
Adjuntamos la sinopsis de la película facilitada por la distribuidora, el comentario de Miguel del Pino que editaremos como ficha, y una reproducción del cartel.
Un abrazo. Asociación Otrosojos.
Guión: Gus Van Sant
Intérpretes: Alex Frost, Eric Deulen, John Robinson, Elias McConnell
Estados Unidos, 2003
Estados Unidos, 2003
SINOPSIS
Es un bonito día de otoño. Eli, camino de clase, convence a una pareja de roqueros para hacerles unas fotos. Nate, termina su entrenamiento de fútbol y queda con su novia Carrie para comer. John deja las llaves del coche de su padre en la conserjería del instituto para que las recoja su hermano. En la cafetería Brittany, Jordan y Nicole cotillean y critican a sus madres. Michelle va corriendo a la biblioteca mientras que Eli saca fotos a John en el vestíbulo. John sale del instituto y se dirige a los jardines junto a Alex y Eric. Parece un día cualquiera, pero no lo es.
Los pasillos de la indiferencia
Para acercarse a esta película, premiada en el festival de Cannes de 2003 con la Palma de Oro, hay que hacerlo sin ideas preconcebidas. Todos los conceptos que nos llevan a ver un film -desde disfrutar de éste, esperar que se nos cuente una historia o experimentar las sensaciones que nos despierte-, hay que dejarlos a un lado para no confrontarlos con la crítica más reconocida: Liberation, "majestuosa"; Corriere de la Sera, "una obra maestra absoluta"; Le Monde, "sorprendente, definitiva"; New York Times, "la mejor película del año".
Según palabras del director, Gus Van Sant, "no se intentó dar una explicación, un sentido a la violencia del hecho, sino que es el público el que debe preguntarse por qué pueden producirse cosas así".
En un bonito día de otoño, los muchachos del instituto se cruzan entre ellos con la rutina cotidiana del curso escolar; salvo que no es un día cualquiera, porque algo incomprensible está a punto de suceder.
Este es el argumento de Elephant, del cual una tercera parte son secuencias de adolescentes paseando, moviéndose por los pasillos de su instituto de forma que el espectador se coloca detrás como si fuese su sombra, como si se adelantase a pensar en qué es lo que está pensando tal o cual personaje (¿a veces nada?).
Es posible que esto sea lo que Gus ha tratado de mostrar en esta película: el vacío existencial de una juventud perdida, sin referencias, con la vida resuelta y sin responsabilidades.
Podemos pensar en que la intención del director es la de mover emocionalmente al espectador a través de los interminables silencios e inacabables paseos por los pasillos de un escenario desértico de racionalidad, trasladarle incluso la desesperación por intuir que en esas circunstancias no puede ocurrir nada de nada, salvo un final inesperadamente sin sentido, y, por qué no, incluso conectar con el aburrimiento que nos ofrecen unas vidas anodinas. ¿Cómo nos sentiríamos si participásemos en una escena real- reflejada en la película- en la que estuviésemos hablando con tres amigas, manteniendo una charla tan breve como insustancial en la que el único interés se cierne en torno a las calorías de la dieta que toman en la hora del almuerzo, del que, una vez apenas ingeridos dos bocados, se provocan el vómito...?
Elephant también podría ser una metáfora realista sobre el azar. Tras abandonar el personaje con el que hemos caminado durante unos minutos, parece que se congele la imagen para reproducir la historia desde otro personaje cualquiera con el que nos hemos cruzado anteriormente, pero con la misma intranscendencia que resume sus vidas.
Elephant no es una película que busque paralelismos, ni siquiera con el mensaje del documental de Michael Moore, que explora en las causas que están detrás de un efecto. Aquí el efecto es completamente distinto, ya que se trata de la venganza, del rencor y del absurdo de la destrucción y la muerte sin ningún tipo de escrúpulo.
Tal vez haya una conexión con la película Psycho (1998) del mismo director, cuya puesta en escena y meditación trascendental pueden llevarnos a la misma incomprensión.
Los adolescentes de Elephant son muertos vivientes, que se relacionan según sus propios rituales sin dar la sensación de haya algo que aporte un sentido a sus existencias. Tal vez esto sea lo preocupante, y ese sentimiento de indiferencia nos contagie a los demás cayendo en el laberinto de una sociedad enferma.
Miguel del Pino
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