CINE EN LA CASA MUNICIPAL DE CULTURA DE MIRANDA DE EBRO (BURGOS). JUEVES SEÑALADOS, EN SESIONES DE 18:00 y 20:30.
ORGANIZA LA ASOCIACIÓN CULTURAL OTROSOJOS EN COLABORACIÓN CON EL AYUNTAMIENTO DE MIRANDA DE EBRO

Jueves 8 de Marzo: LLAMANDO A LAS PUERTAS DEL CIELO


El próximo jueves, 8 de marzo,  proyectamos en la Casa Municipal de Cultura  “Llamando a las puertas del cielo”, de Wim Wenders, en sesiones de 6 y 8´30 de la tarde, con la entrada al precio de 2 €.
Adjuntamos la sinopsis de la película facilitada por la distribuidora, el comentario de Vickie Olsen que editaremos como ficha, y una reproducción del cartel.
Asociación Otrosojos.


Dirección:     Wim Wenders
Guión:             Sam Shepard
Interpretes:  Sam Shepard, Jessica Lange, Eva Marie Saint, Tim Roth, Sarah Polley

Estados Unidos, 2005 - 122 min.

Mayores de 13 años



SINOPSIS

Howard Spence, antiguo ídolo, amado por muchas mujeres, ha tenido una vida plena de relaciones agitadas, escándalos, etc.
Con más de 50 años ya cumplidos, su vida transcurre entre la bebida, las mujeres y el hastío de si mismo. En la puerta de su casa rodante, ha colgado un letrero que dice: "No vengan llamando", que también podría interpretarse como la llamada de socorro de un ser solitario que al final desea ayuda y comprensión. De repente se da cuenta de su vacío interior y emprende una búsqueda de sus raíces y seres queridos, que lo llevan a prácticamente estar "llamando a las puertas del cielo".


Un alemán en el Oeste

El western está considerado por los estudiosos del cine de Hollywood como el género más genuinamente americano. Desde principios de la industria cinematográfica, los inmigrantes judíos recién llegados de Europa filmaban en los escenarios de cartón piedra de sus estudios neoyorquinos las primeras películas del Oeste cuyo éxito entre los espectadores garantizaba apetitosos beneficios. Fue precisamente el empeño de los grandes estudios en aumentar y mejorar la producción, especialmente de este género, lo que les llevó, a partir de los años veinte, a trasladar sus estudios a California donde tenían a mano los grandes espacios del Oeste para filmar sus historias. De hecho, la trayectoria que siguieron estudios como Warner, Paramount, Columbia o RKO era la misma que habían tomado los pobladores de las tierras indomables al oeste del Mississippi a lo largo del siglo XIX en su afán de cumplir con lo que consideraban su "destino manifiesto", un deber impuesto por Dios para que el pueblo americano conquistara y civilizara el continente de costa a costa, desde el Atlántico al Pacífico.
    Visto desde esta perspectiva, es evidente que el western tradicional viene a reafirmar aquella idea de la conquista del Oeste como algo heroico y necesario a pesar de la violencia y el dolor que le acompañaba. El cine de John Ford, por ejemplo, alentaba esta creencia a través de los personajes estelares interpretados por su actor preferido, John Wayne; además, en la vida real tanto Ford como Wayne mantenían posturas ideológicas afines a las de los vaqueros de sus películas. Curiosamente, la fuerza de los distribuidores del cine americano logró que los planteamientos del western transpasaran las fronteras de los Estados Unidos para entrar de lleno en el imaginario de todos aquellos espectadores que los veían en sus salas locales. Incluso aparecían directores de fuera que, con más o menos fortuna, intentarían captar el espíritu del género como los espagueti western de Sergio Leone realizados en tierras de Almería en los años sesenta o el gran clásico Los siete samurais (1954), filmado por el director japonés Akira Kurosawa.
    Pero, con el paso del tiempo, ha habido una revisión del género del western. El tono triunfalista que aupaba al hombre blanco que lograba domar no solo las tierras salvajes sino los indígenas que las habitaban se ha vuelto crítico con la historia del Oeste. Bailando con lobos (1990) de Kevin Costner rompía las reglas del género al ofrecer una mirada diferente en que el oficial de caballería abandona su misión para terminar integrándose en la tribu cuya destrucción debería haber conseguido. Más crítico aún es la sugerente película de Jim Jarmusch Dead Man (Hombre Muerto) (1995), que muestra la brutalidad de la agenda civilizadora del "estúpido hombre blanco" en América frente a la espiritualidad de los pueblos indígenas.
    La última película del director alemán, Wim Wenders, Don't come Knocking -título mal traducido como Llamando a las puertas del cielo (2005)- es otro ejemplo de cómo el género del western ha conseguido fascinar más allá de las fronteras de Estados Unidos. Desde la primera película que ubicó en América -París, Texas (1984), que se llevó la Palma de Oro en Cannes ese año-, Wenders ha intentado proyectar una visión de la cultura americana a través de su mirada de forastero. Aquí ha vuelto a contar con Sam Shepard, que fue guionista de París, Texas. Shepard también hace de protagonista en Llamando a las puertas del cielo, un vaquero de ficción, un actor que abandona el plató para ir en busca de la vida real que abandonó años atrás. Wenders mima la puesta en escena, haciendo un homenaje al cine de Ford con sus tomas panorámicas de un Oeste monumental e impresionante. La película no recibió la Palma de Oro en Cannes en 2005 para la que fue nominada, pero su cinematógrafo, Franz Lustig, fue galardonado con el premio a la Mejor Fotografía en los Premios Europeos de Cine. Esta historia de un viejo americano desengañado con su rol de héroe de papel en una saga repetida durante generaciones para reafirmar lo acertado de una agenda política desastrosa no gustó demasiado a los críticos estadounidenses. Puede que este sea un buen motivo para verla.

Vickie Olsen

   

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