CINE EN LA CASA MUNICIPAL DE CULTURA DE MIRANDA DE EBRO (BURGOS). JUEVES SEÑALADOS, EN SESIONES DE 18:00 y 20:30.
ORGANIZA LA ASOCIACIÓN CULTURAL OTROSOJOS EN COLABORACIÓN CON EL AYUNTAMIENTO DE MIRANDA DE EBRO

Jueves 13 de Diciembre: ARCADIA

Como sabéis, el próximo jueves, 13 de diciembre,  proyectamos en la Casa Municipal de Cultura  “Arcadia”, de Costa-Gavras, en sesiones de 6 y 8´30 de la tarde, de la que adjuntamos la sinopsis facilitada por la distribuidora, el comentario de Miguel Masero Ortega que editaremos como ficha, y una reproducción del cartel.
Os esperamos el jueves. Asociación Otrosojos.
Dirección:     Constantin Costa-Gavras
Guión:          Constantin Costa-Gavras y Jean Claude Grumberg
Interpretes:  José García, Karin Viard, Geordy Monfils

Bélgica - Francia - España, 2005 - 118 min.

Mayores de 18 años



SINOPSIS

Bruno Davert es un alto ejecutivo de una fábrica de papel que lleva quince años dedicado a satisfacer las necesidades de los patronos y accionistas de la compañía. Debido a un proceso de reestructuración de la empresa, de la noche a la mañana es despedido junto con cientos de sus compañeros. En principio la medida no le preocupa; es joven, cuenta con una preparación excelente y cree que no tardará demasiado en encontrar otro puesto de un nivel similar. Tres años después, aún sin trabajo, sólo tiene en mente sobrevivir y preservar su propio bienestar material, y salvaguardar el futuro de su esposa e hijos.




Hasta las últimas consecuencias


El cineasta greco-francés Costa-Gavras es sin duda uno de los mayores representantes del cine político de la segunda mitad del siglo XX. La mayor parte de su filmografía consta de películas basadas en acontecimientos históricos reales, y con un alto compromiso político y social. Obras como Z (1969), sobre la situación corrupta del gobierno y el ejercito, que acabaron por desencadenar el golpe de estado en su Grecia natal; Missing (1982), mostrando la implicación de la C.I.A. en el golpe de estado de Pinochet; La caja de música (1989), tratando la integración de los nazis en la sociedad americana tras la guerra; o Amen (2002) denunciando el silencio de la Iglesia Católica frente al exterminio de los judíos, dan muestra de ello.
    Esta vez, en Arcadia (2005), deja atrás su cruzada contra gobernantes, militares y dictadores, para abordar la nueva crisis de la sociedad contemporánea: el desempleo y la lucha personal por mantener un estatus, llevada hasta las últimas consecuencias.
    Una reestructuración de plantilla en la empresa papelera en la que trabaja el protagonista de esta historia, Bruno Davert, le deja sin empleo. La peculiaridad de esta película es que aquí el que se queda sin trabajo no es un obrero como en la mayor parte de las películas que abordan este tema, sino que se trata de un alto ejecutivo de la empresa. Precisamente esta condición le hace tomarse la noticia con mucha tranquilidad (incluso podríamos decir que con alegría, debido a la alta indemnización recibida). Una persona cualificada, con experiencia laboral en el sector, no debe tener problema en encontrar un nuevo trabajo… ¿o quizás sí…?
    La deslocalización de las empresas a países con mano de obra más barata deja en la misma situación a varios directivos. Todos igual o mejor cualificados que él, lo que convierte cada entrevista de trabajo en una lucha encarnizada por un puesto de dirección que le permita preservar el bienestar económico que le mantienen a él y a su familia. Tras tres años de entrevistas culminadas con el típico  “Gracias por venir,…ya te avisaremos… ”, a Bruno se le empieza a caer el mundo encima y decide poner fin a esta situación. Para ello, trama un plan que le permitirá acceder al cargo de sus sueños en la empresa Arcadia.
    En un mundo en el que los valores económicos priman sobre el resto, la lucha por obtener el premio de pertenecer a las altas esferas de la sociedad del bienestar le obligará a pasar por encima de todos sus contrincantes, sin importarle el modo.
    Gran parte del éxito de éste thriller social, con pinceladas de humor negro, reside en la brillante interpretación del actor principal de la película, José García. El actor franco-español, conocido en el país vecino por sus papeles cómicos, cambia aquí su registro para bordar un personaje agridulce, capaz tanto de hacernos sonreír (espero que reír a carcajadas) como de sacar a flote nuestros más miserables instintos.
   Costa-Gavras comenta que le eligió para hacer el personaje por “tener la misma mirada de Jack Lemmon”. Bonito halago.


Miguel Masero Ortega



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