CINE EN LA CASA MUNICIPAL DE CULTURA DE MIRANDA DE EBRO (BURGOS). JUEVES SEÑALADOS, EN SESIONES DE 18:00 y 20:30.
ORGANIZA LA ASOCIACIÓN CULTURAL OTROSOJOS EN COLABORACIÓN CON EL AYUNTAMIENTO DE MIRANDA DE EBRO

Jueves 7 de Mayo: PUDOR


El próximo jueves, 7 de mayo,  proyectamos en la Casa Municipal de Cultura “Pudor”, de Tristán y David Ulloa, en sesiones de 6 y 8´30 de la tarde, con la localidad a 2´50 euros.
Adjuntamos la sinopsis de la película facilitada por la distribuidora, el comentario de Miguel del Pino que editaremos como ficha, y una reproducción del cartel.

Un abrazo. Asociación Otrosojos.


Dirección:     Tristán y David Ulloa
Guión:         Tristán Ulloa
Intérpretes: Nancho Novo, Elvira Mínguez, Natalia Rodríguez

España, 2007 - 113 min.

Mayores de 13 años




SINOPSIS

Pudor es una mirada a la intimidad, a los deseos, obsesiones, secretos y miedos que no confesamos ni siquiera a quienes más queremos. Ese pudor conduce a la incomunicación y a la soledad. Los personajes de esta historia son los miembros de una familia de clase media con problemas: un hombre que va a morir, una mujer que recibe anónimos eróticos, un hombre mayor a quien el amor tiende una última oportunidad, una adolescente que intenta superar las dudas que le genera la pubertad y un niño que ve fantasmas.



 La grima de la no expresión


La familia es el caldo de cultivo perfecto donde podemos ver nuestras miserias, cada uno las suyas. Como bien dice un refrán “En todas las casas cuecen habas”, y en la familia de Pudor la olla está tan repleta que amenaza con explotar en cualquier momento… pero nadie quiere enterarse. Hay un exceso de pudor que impide expresar las necesidades y las inquietudes de cada uno, desde el más pequeño hasta el más anciano. El pudor es el elemento de nexo y que da sentido a la vida íntima de cada personaje. Todos parecen movidos por la vergüenza, y el “qué dirán”. Como suele ocurrir en tantas familias, mejor no sacar los trapos sucios, aunque éstos acaben apestando y contaminen el ambiente.
Lo único que comparten éstos personajes es el “no compartir”. Vivir bajo un mismo techo desde el arquetipo familiar no asegura la comunicación verdadera, y ésta es imprescindible para el fluir de cada miembro, para el crecimiento, para dar un sentido a estar en un mismo grupo. Si hiciésemos un paralelismo con los primeros clanes de las cavernas, probablemente veríamos que no hemos evolucionado tanto a pesar de tener el lenguaje.
    En Pudor cada personaje vive su historia en soledad, todas historias duras cuando no pueden expresarse. Julia es una mujer agobiada por las obligaciones familiares que se ve sola sin nada que llene su vida. Alfredo es el clásico padre de familia que trabaja de forma rutinaria sin alicientes ni ilusión y que ve como su vida da un giro de 180º cuando se le presenta una situación inesperada a la que no sabe cómo responder.
    En la familia de Pudor, como en muchas, hay unos hijos con particularidades; sus edades son diferentes pero la problemática que subyace está determinada por la misma incomunicación que en sus progenitores, lo que les somete también a episodios que les vapulean con toda la dureza de la vida.
    En Pudor también hay un sitio para el “abuelo”, con sus propias necesidades y, a pesar de hallase en la recta final de su vida, con temas que resolver aunque… nunca es tarde.
    Elvira Mínguez es la sacrificada madre, no contenta con la vida que le ha tocado vivir, en el papel de una mujer corriente que resuelve con bastante credibilidad.
    Nancho Novo en su interpretación más dramática y espléndida es el padre ausente.
    En el papel de los hijos, Natalia Rodríguez es la sorpresa de la actriz debutante y Celso Bugallo el abuelo en una convincente interpretación.
    Por la parte de la dirección, Tristán Ulloa sale airoso de su opera prima, junto a su hermano, en la crisis de esta familia de clase media que se desintegra a través de historias paralelas.
    En suma, una historia común, de tintes realistas que resulta a mi entender muy asequible por el prototipo de familia que retrata y que bien pudiera servir como ejemplo para advertir de que el icono familiar no es garante de armonía si no se dan los ingredientes necesarios de comunicación, respeto, confianza y un largo etc de calificativos no contemplados en la sociedad.


Miguel del Pino





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