CINE EN LA CASA MUNICIPAL DE CULTURA DE MIRANDA DE EBRO (BURGOS). JUEVES SEÑALADOS, EN SESIONES DE 18:00 y 20:30.
ORGANIZA LA ASOCIACIÓN CULTURAL OTROSOJOS EN COLABORACIÓN CON EL AYUNTAMIENTO DE MIRANDA DE EBRO

Jueves 11 de Marzo: IL DIVO


El próximo jueves, 11 de marzo,  proyectamos en la Casa Municipal de Cultura “il Divo”, de Paolo Sorrentino, en sesiones de 6 y 8´30 de la tarde, con la localidad a 2´50 euros.
Adjuntamos la sinopsis de la película facilitada por la distribuidora, el comentario de Raquel Sáenz de Buruaga que editaremos como ficha, y una reproducción del cartel.

Un abrazo, y hasta el jueves. Asociación Otrosojos.

 
Dirección:      Paolo Sorrentino
Guión:          Paolo Sorrentino
Intérpretes: Toni Servillo, Anna Bonaiuto, Piera Degli Esposti

Italia, 2008 - 120 min.
Mayores de 13 años




SINOPSIS

En Roma, al amanecer, cuando todo el mundo duerme, un hombre está despierto. Ese hombre es Giulio Andreotti. Está despierto porque tiene que trabajar, escribir libros, moverse en los círculos de moda, y por último, aunque no menos importante, rezar. Tranquilo, astuto e inescrutable, hace más de cuarenta años que Andreotti es sinónimo de poder en Italia. A principios de los años noventa, este hombre impasible pero sugerente, ambiguo pero tranquilizador, está preparado para asumir su séptimo mandato de Primer Ministro sin arrogancia y sin humildad.




¿Es casualidad?


Quienes por edad y memoria o por cultura sobre la reciente historia política italiana conozcan los acontecimientos en torno a los que discurre Il Divo extraerán, posiblemente, muchos matices de esta original película. El resto de los espectadores deberemos esforzarnos un poco más (sólo un poco) para retener al principio la identidad de los personajes y su relación con la trama. Il Divo, cine político que parece un thriller y se ve como una comedia, engancha desde las primeras secuencias. Su tratamiento dinámico, fragmentado, aporta muchísima información -real, comprometedora y espeluznante- envuelta por un excipiente de humor y mala leche que permite asimilarla de un ameno trago.
    El “prota” es el sempiterno político italiano, Giulio Andreotti. Con 91 años, carga a sus espaldas (perdón por el chiste fácil) un bagaje repleto de poder y secretos. Desde 1946 ha ocupado puestos públicos electos. En tres ocasiones fue Presidente de Gobierno representando a la Democracia Cristiana. Nunca ha dejado de ejercer sus insaciables aspiraciones de dominio. Desde 1991 es senador vitalicio.
    En Il Divo, bajo una apariencia física emparentada con la de un Nosferatu, el director y guionista Paolo Sorrentino nos descubre un individuo astuto y frío, del que emanan sabias frases sentenciosas llenas de cinismo y peligrosa inteligencia. El retrato llega a ser caricaturesco, aunque, como es sabido, las caricaturas exageran ciertos rasgos pero no los inventan.
    La corte que le acompaña no es menos grotesca. Tal vez el personaje mas descolgado, peor encajado en el guión, sea el interpretado por Fanny Ardant. El actor Toni Servillo, que da vida al protagonista, está sobresaliente al conseguir un difícil equilibrio entre la sobriedad y el histrionismo, ayudado también por un complejo trabajo de maquillaje. Otro elemento que podría considerarse integrante del reparto es la banda sonora. Con obras de Vivaldi, Sibelius y Fauré, la música tiene en este filme una presencia esencial. De hecho, Sorrentino ya iba eligiendo, mientras escribía el guión, los temas musicales a insertar en cada secuencia. De ahí  su función casi de personaje, no sólo de elemento ambiental.
    Los diálogos no tienen desperdicio. Si no fuera porque la oscuridad de la sala lo impide darían ganas de ir tomando nota de frases como “La ironía es el mejor remedio para no morir y los remedios para no morir siempre son terribles” o “Quienes no quieran que se sepa algo no deben confesárselo ni a si mismos, porque nunca se deben dejar huellas”.
    Pero donde definitivamente se moja Sorrentino para despejar cualquier duda de que su película parezca solamente una critica humorística de las cloacas del poder es en la escena en la que el veterano fundador de un periódico (siento no saber cuál) entrevista a Andreotti. Su tesis acusatoria apenas intenta camuflarse, en un discurso de cuatro minutos, bajo la fórmula interrogativa “¿es casualidad que …?”, y tras este encabezamiento discurre la enumeración de una serie de atroces crímenes, supuestos suicidios y otros sucesos.
    El religioso Andreotti dice no creer en la casualidad sino en la voluntad de Dios. Si la creencia del divino italiano se ajusta a la realidad, cuando me muera prefiero ir al infierno. No querría estar con él ni con Dios.

Raquel Sáenz de Buruaga



  

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