CINE EN LA CASA MUNICIPAL DE CULTURA DE MIRANDA DE EBRO (BURGOS). JUEVES SEÑALADOS, EN SESIONES DE 18:00 y 20:30.
ORGANIZA LA ASOCIACIÓN CULTURAL OTROSOJOS EN COLABORACIÓN CON EL AYUNTAMIENTO DE MIRANDA DE EBRO

Jueves 18 de Noviembre: CIUDAD DE VIDA Y MUERTE


El próximo jueves, 18 de noviembre,  proyectamos en la Casa Municipal de Cultura el film premiado en 2009, en el Festival de Cine de San Sebastián, con la “Concha de Oro a la Mejor Película”, “Ciudad de vida y muerte”, de Lu Chuan, en sesiones de 6 y 8´30 de la tarde, con la localidad a 3´50 euros.
Adjuntamos la sinopsis de la película facilitada por la distribuidora, el comentario de Diego López González que editaremos como ficha, y una reproducción del cartel.

Un abrazo y hasta el jueves. Asociación Otrosojos



Dirección:       Lu Chuan
Guión:              Lu Chuan
Intérpretes:   Liu Ye, Fan Wei, Hideo Nakaizumi

China, 2009 - 132 min


Mayores de 16 años



SINOPSIS

China, diciembre de 1937. El país está en guerra con Japón. Beijing y Shanghai ya han caído. Las tropas japonesas llegan a las puertas de Nanking, la capital. Después de semanas de bombardeos, los oficiales locales y extranjeros han huido de la ciudad en ruinas. Los japoneses se están apropiando de la ciudad e instalando sus tropas. Kadokawa, un silencioso y romántico soldado japonés, observa impotente la brutalidad de la guerra. Nanking se está convirtiendo en un infierno en el que todos se esfuerzan por sobrevivir.




Vivir es más difícil que morir



Tras visionar con deleite El secreto de sus ojos, premiada como mejor película extranjera en la pasada edición de los Oscars, y quedar prendado de ella, me sorprendió notablemente que una desconocida película china de, a su vez, un “desconocido” director, Lu Chuan (El arma perdida, 2002 ó La patrulla de la montaña, 2004), se alzara con la Concha de Oro del Festival de Cine de San Sebastián en 2009 en detrimento de aquella. Uno piensa que si dicha película ha sido capaz de superar a otra competidora tan buena como la cinta de Juan José Campanella es que algo tiene... ¡Y vaya si lo tiene!, si bien es cierto que la producción argentina pueda llegar a calar más hondo entre el público que esta Ciudad de Vida y Muerte, porque lo que Lu Chuan nos presenta es una auténtica radiografía del horror y la crueldad humana, muy difícil de digerir en muchas ocasiones.
    Rodada en un pulcro blanco y negro -“por el hecho de que la memoria colectiva asimila los acontecimientos de la primera mitad del siglo XX en el mismo color del material gráfico que se conserva y en el que se han hecho la mayoría de las reconstrucciones cinematográficas del mismo periodo”, como el propio director explica-, la película nos acerca al Nanking de 1937, entonces capital de la República China, y revive con un realismo brutal la toma de la ciudad por los soldados japoneses y las cruentas atrocidades que éstos cometieron contra sus enemigos y la población civil refugiada. Algunos críticos han llegado a compararla con La Lista de Schindler (Steven Spielberg, 1993), tanto por estética y temática como por el papel fundamental que jugó en la historia el empresario alemán y colaborador con el régimen nazi de Hitler John Rabe, que estableció un Comité Internacional para la Zona de Seguridad dando protección así a miles de civiles. Es curioso cómo un símbolo que en cualquier otro relato resultaría negativo, como es una svástica, se transforma en este filme en un emblema de salvación y protección.
    El desconocimiento del momento de la historia china que se nos relata no impide que la larga primera secuencia de la película nos ubique rotunda y claramente en el tiempo y el espacio y nos relate con asombrosa claridad unos espantosos acontecimientos, con el poder de conmoción del mejor cine bélico, con escenas rodadas con gran calidad, con un montaje ejemplar y una impresionante belleza estética para dar paso posteriormente a la parte más dramática del filme, ésa donde afloran los instintos más salvajes del ser humano con escenas que cortan la respiración y ponen los pelos de punta a las que el espectador asiste impotente y que hacen que uno se retuerza de angustia en su butaca, convirtiéndose por momentos en una auténtica tortura psíquica. Sin embargo, como bien indica el contraste del título, en una ciudad llena de muerte también queda un atisbo de vida, reflejado en la atónita mirada de Kadokawa, ese soldado japonés que parece ser el único capaz de sentir y no moverse por impulsos, o en esa brillante escena final que deja abierta una puerta a la esperanza.
    Definitivamente no es una película que se disfrute, más bien se padece, pero tampoco es una película deprimente que busque la sensiblería barata, sino que es más bien un discurso serio y coherente, buscando la imparcialidad. Era una historia que merecía ser contada y Lu Chuan lo hace de manera brillante y magistral, regalándonos una auténtica obra de arte. 

Diego López González

  

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