CINE EN LA CASA MUNICIPAL DE CULTURA DE MIRANDA DE EBRO (BURGOS). JUEVES SEÑALADOS, EN SESIONES DE 18:00 y 20:30.
ORGANIZA LA ASOCIACIÓN CULTURAL OTROSOJOS EN COLABORACIÓN CON EL AYUNTAMIENTO DE MIRANDA DE EBRO

Jueves 10 de Junio: ESCONDIDOS EN BRUJAS

El próximo jueves, 10 de junio,  proyectamos en la Casa Municipal de Cultura “Escondidos en Brujas”, de Martin McDonagh, en sesiones de 6 y 8´30 de la tarde, con la localidad a 2´50 euros.
Adjuntamos la sinopsis de la película facilitada por la distribuidora, el comentario de Miguel Masero Ortega que editaremos como ficha, y una reproducción del cartel.

Un abrazo fuerte, y hasta el jueves. Asociación Otrosojos.



Dirección:      Martin McDonagh
Guión:           Martin McDonagh
Intérpretes:  Colin Farrell, Brendan Gleeson, Ralph Fiennes

Reino Unido - Bélgica, 2008 - 107 min.
Mayores de 18 años





SINOPSIS

Brujas es la ciudad medieval mejor conservada de Bélgica, visitada por viajeros de todo el mundo. Pero para los asesinos a sueldo Ray (Colin Farrell) y Ken (Brendan Gleeson) podría convertirse en un destino sin retorno. Después de un trabajo complicado, Harry (Ralph Fiennes), el jefe londinense de ambos, les manda a descansar dos semanas a esta ciudad, que parece sacada de un cuento de hadas. Sintiéndose totalmente fuera de lugar entre la arquitectura gótica, los canales y las calles adoquinadas, los dos asesinos pasan el día haciendo de turistas.



La otra cara de los asesinos

A pesar de que éste es el primer largometraje del londinense Martin McDonagh (1970), no podemos apresurarnos a colgarle el cartel de principiante a las primeras de cambio. El británico es en la actualidad, tras quince años de trayectoria en la escena teatral, uno de los dramaturgos más respetados del mundo. Basta con resaltar el dato de que es el autor anglosajón más representado en América del Norte, detrás, eso sí, de Shakespeare (palabras mayores). Su obra es conocida por el uso de la violencia extrema como arma para impactar al espectador, ayudándose siempre del sarcasmo y el humor negro. Por otro lado, en su primera incursión en el mundo del celuloide, en el año 2006, consiguió el Oscar al mejor cortometraje de ficción por Six Shooter. Queda claro que Escondidos en Brujas, su ópera prima, llega sobradamente avalada.
    En ella, y continuando con sus señas de identidad,  se lanza a una historia al estilo de las de directores como Quentin Tarantino o Guy Ritchie. Un Thriller de matones deslenguados, de verborrea afilada y actos terroríficos. Ahora bien, estos personajes sacados de su hábitat natural, de vacaciones por la pintoresca ciudad de Brujas, nos muestran su lado más humano (si es que una persona que se dedica a matar a otras lo tiene) y uno empieza incluso a cogerles cariño. Por ello, no sólo en la violencia y la comedia descansa la fuerza de la película. Esta historia está también centrada en el lado humano de los personajes, rasgos que uno nunca espera encontrarse en un matón a sueldo. Marcados por la culpa por los actos cometidos en el caso del principiante sicario Ryan, de la humanidad y lealtad de su compañero Ken, o de la integridad, honor y fidelidad a los principios como en el caso de Harry, el jefe de ambos.
    Para hacerlo creíble, Martin McDonagh tiene la suerte de contar con un tridente de lujo en el reparto. Las escenas más cómicas y las más dolorosas recaen en el joven sicario Ryan representado por Colin Farrell (El sueño de Cassandra, Alejandro Magno), papel por el que fue galardonado con el Globo de oro a la mejor actuación Cómica. La sobriedad de un gran Brendan Gleeson (Desayuno en Plutón, Cold Mountain), interpretando a Ken, su compañero y contrapunto. Y la paródica y sobreactuada (pero efectiva) interpretación de Ralph Fiennes (El jardinero fiel, La Lista de Schindler) como el capo de la banda de asesinos. A la vez, varias tramas paralelas que se entrecruzan permiten el lucimiento de otros actores entre los que destaca, y rayando a gran altura (permítanme el mal chiste), “el menudo” Peter Dinklage al que recordaran por sus actuaciones en Vías cruzadas o Un funeral de muerte.
    En definitiva, situaciones surrealistas, humor negro, acción y dolor, todo ello acompañado de las preciosas imágenes de la ciudad de Brujas (no puedo llegar a imaginar lo agradecido que deben estar en el patronato de turismo de la localidad belga), que dan ganas de ir a visitar, siempre y cuando, eso sí, el bueno de Harry y sus matones no anden merodeando cerca.

Miguel Masero Ortega



   

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