CINE EN LA CASA MUNICIPAL DE CULTURA DE MIRANDA DE EBRO (BURGOS). JUEVES SEÑALADOS, EN SESIONES DE 18:00 y 20:30.
ORGANIZA LA ASOCIACIÓN CULTURAL OTROSOJOS EN COLABORACIÓN CON EL AYUNTAMIENTO DE MIRANDA DE EBRO

Jueves 26 de Junio: PARAÍSO: AMOR

El próximo jueves, 26 de junio,  proyectamos en la Casa Municipal de Cultura, en versión original subtitulada, “Paraíso: amor”, de Ulrich Seidl, en sesiones de 6 y 8´30 de la tarde, con la localidad a 3´50 euros.

Adjuntamos la sinopsis de la película facilitada por la distribuidora, el comentario de Valentín Terrazas que editaremos como ficha, y una reproducción del cartel.

Un abrazo, y hasta el jueves.






SINOPSIS DE LA PELICULA :

En las playas de Kenia llaman “sugar mamás” a las europeas que, a cambio de un poco de amor, aseguran la subsistencia a jóvenes africanos. Teresa, austríaca cincuentona y madre de una adolescente, decide irse de vacaciones a ese paraíso del exotismo. Busca amor, pero pasa de un “beach boy” a otro. 














Todos y todas 


 

Malas noticias para quienes pretenden que la crueldad, el desapego, el egoísmo... corresponden, como principios de comportamiento, a un único género. Ulrich Saild -como Michael Haneke, con quien comparte la nacionalidad austríaca- dibuja, película tras película, un escenario más desolador y, al tiempo, rotundamente más realista: la vocación depredadora se distribuye generosamente entre el conjunto de la especie. Sólo que, si hubiéramos de valorar la aridez de las visiones de uno y otro, convendríamos probablemente en que Saild viene a ser el primo cáustico de Haneke, aunque su aspereza esté teñida en determinadas secuencias de un humor (que no atisbo en el cine de este último) negro como la tinta del calamar. Y sin embargo... Sin embargo cabe descubrir en su obra la utilidad de las terapias de choque; en su caso, la voluntad de reconocer sin ambages los problemas como clave para establecer, o intentar hacerlo, soluciones.

Cuando algo más de dos milenios atrás Plauto apuntaba en su “Comedia de los asnos” la locución “homo homini lupus”, introducía en tan pesimista aseveración una condición esperanzadora, olvidada en buena parte de las ocasiones en que se ha venido reproduciendo: “Lobo es el hombre para el hombre -decía el autor latino-, y no hombre, cuando desconoce quién es el otro”. Conocer al otro es, después de todo, el objetivo que da sentido al documentalismo, y no es casual que la mitad de la docena de títulos que componen la filmografía de Seild sean documentales, y que esa vocación y estilo netamente documentalistas impregnen también el resto de sus trabajos, entre los que destaca la reciente trilogía “Paraíso” (Paraíso: Amor, 2012; Paraíso: Fe, 2012; y Paraíso: Esperanza, 2013), en la que se encuadra la peripecia de Teresa en las playas de Kenia que hoy traemos a nuestra pantalla.

Teresa, magníficamente interpretada por Margarete Tiesel -con la misma eficacia con que María Hofstatter y Melanie Lenz componen, respectivamente, los papeles protagonistas de Fe y Esperanza-, es una “sugar mama”; esto es, una de las maduras europeas que viajan a Africa en busca de un turismo sexual ya llevado al cine por Laurent Cantet en su Hacia el sur (2005), situada en este caso en el Haití de Baby Doc.

Sólo que -error, y consiguiente horror- nuestra heroína vive durante sus primeras jornadas vacacionales el espejismo de creerse amada, la ilusión de suponer que un extravagante milagro pudiera diluir el rencor profundo, inmisericorde, que han de introducir en los nativos situaciones como las que, con toda eficacia, expone el realizador en sus secuencias iniciales. Y esa ansiedad profunda, ese desasosiego que mueve al personaje -similar al que empuja en Paraíso: Fe a su hermana Anna María a  recorrer Viena en un proselitismo ciego, o a su hija Melanie a mendigar amor en Paraíso: Esperanza-, se convierten más tarde en un oscuro, carnívoro resentimiento. La visión de Ulrich Seild respecto al mercadeo de carne joven es así más existencialista que política. Si en Hacia el sur se deslizaba la envenenada advertencia “No pasará nada. Los turistas nunca mueren”, en Paraíso: Amor la conclusión es aún más desasosegante: “Nunca pasa nada”.

Nunca pasa nada en Kenia, ni en esta Europa retratada a golpe de bisturí en Días perros o en Import/Export, escritas, como el tríptico Paraíso, al unísono por el director austríaco y su esposa, Veronika Franz.

Valentín Terrazas

No hay comentarios:

Publicar un comentario