El próximo jueves, 12 de junio,
proyectamos en la Casa Municipal de Cultura “La piedra de la
paciencia”, de Atiq Rahimi, en sesiones de 6 y 8´30 de la tarde, con la
localidad a 3´50 euros.
Adjuntamos la sinopsis de la película facilitada por la
distribuidora, el comentario de Alfredo Mozas que editaremos como ficha,
y una reproducción del cartel.
Un abrazo, y hasta el jueves. Asociación Otrosojos.
SINOPSIS DE LA PELICULA :
Una preciosa mujer de unos treinta años cuida de su marido en una habitación destartalada. El hombre yace en estado vegetativo después de haber recibido una bala en el cuello. No sólo le han abandonado sus compañeros de la Yihad, sino sus propios hermanos de sangre. Un buen día, la mujer empieza a hablar con su silencioso marido. Le habla de su infancia, de sus sufrimientos, frustraciones, de su soledad, sus sueños, sus deseos...
Una preciosa mujer de unos treinta años cuida de su marido en una habitación destartalada. El hombre yace en estado vegetativo después de haber recibido una bala en el cuello. No sólo le han abandonado sus compañeros de la Yihad, sino sus propios hermanos de sangre. Un buen día, la mujer empieza a hablar con su silencioso marido. Le habla de su infancia, de sus sufrimientos, frustraciones, de su soledad, sus sueños, sus deseos...
La virtud de escuchar, la necesidad de que te escuchen
Según parece, el título viene de una tradición, o de un mito, persa, que habla de una piedra a la que le puedes contar todo lo que te preocupa, lo que te irrita, de modo que se almacena en la piedra hasta que ésta revienta. Ese instante te libera del peso de todo aquello que le contaste. Es ésa la que llaman piedra de la paciencia. No recuerdo, o acaso simplemente ignoro, si en nuestra propia tradición judeo-cristiana tenemos alguna referencia parecida. Si sé que nosotros también apreciamos la virtud del buen escuchador y las propiedades terapéuticas de ser escuchado.
La bellísima mujer afgana -porque afgana tiene que ser, aunque estoy
casi seguro de que no hay ninguna referencia precisa en la película al
país donde transcurre la acción (la guerra, más bien)- encuentra en su
marido, herido e inconsciente, la mejor piedra para aliviar su alma. A
lo largo del monólogo intermitente de ella conoceremos que el marido
desvalido al que cuida y por el que arriesga la vida a diario no habrá
sido un marido ejemplar, entendido esto, claro, desde nuestros propios
patrones para medir la ejemplaridad de los maridos. Imagino que con
otros patrones sí podría serlo. A lo que voy es a que la historia que
vamos conociendo a través de los monólogos de ella no deja de visitar
los lugares comunes que esperamos en este combinado de guerra y oriente
medio: la esposa mucho más joven que el marido, la sumisión, el marido
entregado a la lucha pero olvidado de su familia, el abandono de ésta,
incluso la constante en la historia desde los tiempos de María
Magdalena, la prostituta que conserva las virtudes de las que el resto
carece.
El relato de la mujer es suave y fluido al principio, quizás
impregnado de algo como reproche que parece surgir de la obligación de
permanecer al lado del cuerpo inerte del marido en circunstancias tan
peligrosas más que de la pesadumbre que lleva dentro y que nos será
desvelada conforme avanza la historia. Más tarde, el monólogo se vuelve
más áspero, lleno de una indignación genuina que parece realimentarse en
el mismo soliloquio del que surge. Y por último aparecen los soldados,
entre ellos el más joven, no sé si más inocente o más infame, no sé si
causa o efecto en la historia que estamos viendo.
La piedra de la paciencia es una buena película, una más por
otra parte, sobre las guerras en oriente de los últimos años y sus
víctimas. Una colección más de miserias y desgracias, pero también una
aproximación original a la mujer en esa situación tan extrema, la de un
país en guerra. No obstante, que levanten la mano quienes carezcan de
penas que no contarían a una piedra como ésta. A ver cuántos no querrían
un psicólogo tan barato, y no me refiero a un marido herido, sino a un
oyente tan callado. Me pregunto si no habría sido posible una película
con el mismo título pero sin guerra, sin marido herido, sin soldados,
sin oriente medio.
He leído que Atiq Rahimi escribió primero esta historia en forma de
novela y que después la dirigió en forma de película. También he leído
que antes ya hizo lo mismo con otra historia (primero novela y luego
película) que se llamó Tierra y cenizas. Mi mayor admiración a
quien escribe como Rahimi; magnífico, para que la película que se basa
en lo que ha escrito resulte como ha resultado ésta. Espero que les
guste.
Alfredo Mozas García
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