CINE EN LA CASA MUNICIPAL DE CULTURA DE MIRANDA DE EBRO (BURGOS). JUEVES SEÑALADOS, EN SESIONES DE 18:00 y 20:30.
ORGANIZA LA ASOCIACIÓN CULTURAL OTROSOJOS EN COLABORACIÓN CON EL AYUNTAMIENTO DE MIRANDA DE EBRO

Jueves 5 de Noviembre: 14 KILOMETROS

El próximo jueves, 5 de noviembre,  proyectamos en la Casa Municipal de Cultura “14 kilómetros”, de Gerardo Olivares, en sesiones de 6 y 8´30 de la tarde, con la localidad a 2´50 euros.
Adjuntamos la sinopsis de la película facilitada por la distribuidora, el comentario de Diego López González que editaremos como ficha, y una reproducción del cartel.

Un abrazo. Asociación Otrosojos.

 
Dirección:      Gerardo Olivares
Guión:            Gerardo Olivares
Intérpretes:   Adoum Moussa, Iliassou Mahamadou Alzouma

España, 2007 - 95 min.
Mayores de 7 años






SINOPSIS

Catorce kilómetros es la distancia que separa África de Europa, pero también es la barrera que separa los sueños de millones de africanos que ven en Occidente su única salida para escapar del hambre y de la miseria.
De la mano de tres jóvenes africanos -Violeta, Buba y Mukela- recorreremos un largo y peligroso viaje a través del Sahara para conocer lo que nunca enseñan los medios de comunicación.





Futuro incierto


“Seguirán viniendo y seguirán muriendo, porque la historia ha demostrado que no hay muro capaz de contener los sueños”. Rosa Montero Llegamos a nuestro hogar hastiados tras una mañana de rutinario trabajo y como de costumbre, casi por inercia, encendemos el televisor para ponernos al día de lo que acontece en el mundo. Engullimos mecánicamente lo que tenemos en el plato y miramos sin prestar atención las noticias mientras nuestra mente divaga absorta por las múltiples preocupaciones que nos asolan. En esto, levantamos la cabeza y nos damos de bruces con los ojos exhaustos y abatidos, casi sin vida, de un joven (quizás un niño) -africano, deducimos por su piel-, que tiembla muerto de hambre y de frío, de miedo y de cansancio. Como si de una voz en off se tratase el periodista comenta la llegada de una nueva patera con decenas de inmigrantes a bordo y bla, bla, bla. No escuchamos; lo hemos oído tantas veces que hemos acabado por insensibilizarnos ante un drama que sólo muestra la punta del iceberg. Pero esta vez es distinta: esa mirada…
    Entonces, Gerardo Olivares decide un día golpear nuestras conciencias occidentales y hacernos reflexionar sobre el dolor que tienen que sufrir millones de personas para alcanzar la ansiada libertad y dejar atrás la más profunda miseria, a través de una historia dura y emotiva que pretende ser un homenaje a los que triunfaron y fracasaron, a los que viven y a los que murieron en el empeño.
    Rodada como una combinación de documental de ficción y con actores profanos en la materia, 14 kilómetros fue premiada con la Espiga de Oro a la mejor fotografía, mejor música y mejor película en la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci) de 2007, convirtiéndose así en la primera película española que obtiene tamaño galardón en sus 52 ediciones. Quizás el éxito de la película resida, por un lado, en la capacidad de su director para contar una historia tan cruda y real de una manera cercana y sencilla, sintiéndonos incluso identificados con sus personajes más que sintiendo lástima de ellos, lo cuál es prácticamente un milagro tratándose de este tipo de cine, como comentaba Federico Marín Bellón en el diario ABC. Y, por otro lado, en relatar no sólo lo que los medios nos muestran, sino ir más allá de lo políticamente correcto, de aquello que no se enseña para no incomodar al espectador, y retratar el lado más oscuro de la inmigración clandestina, acercándonos a esas personas y contándonos sus motivos y sus sueños por los que un día deciden lanzarse a tan penoso viaje en busca del “paraíso” europeo.
     Porque esos 14 kilómetros que dan título a la película y que separan dos mundos antagónicos, Europa y África, ese abismo que antes era un estrecho donde se ocultan frotándose las manos los viles Carontes del Siglo XXI, son sólo la parte final de un viaje que tiene su origen a miles de kilómetros de distancia y que puede durar meses o incluso años. Un viaje por impresionantes paisajes desérticos (deléitense con la excelente fotografía), lleno de agonía y sufrimiento, marcado por el rechazo y el racismo a veces mitigado por un atisbo de caridad y solidaridad entre los propios inmigrantes o entre distintas etnias africanas, donde se llega a renunciar a uno mismo y perder la identidad convirtiéndose únicamente en víctima de un negocio que trafica con sueños y esperanzas y que viola impune los Derechos Humanos más fundamentales de las personas inmigrantes con la complicidad de aquellos que queremos conservar nuestros privilegios a toda costa. Un viaje sin vuelta atrás que puede pagarse con la vida.

Diego López González



   

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