CINE EN LA CASA MUNICIPAL DE CULTURA DE MIRANDA DE EBRO (BURGOS). JUEVES SEÑALADOS, EN SESIONES DE 18:00 y 20:30.
ORGANIZA LA ASOCIACIÓN CULTURAL OTROSOJOS EN COLABORACIÓN CON EL AYUNTAMIENTO DE MIRANDA DE EBRO

Jueves 11 de Febrero: EN EL VALLE DE ELAH

El próximo jueves, 11 de febrero,  proyectamos en la Casa Municipal de Cultura “En el valle de Elah”, de Paul Haggis, en sesiones de 6 y 8´30 de la tarde, con la localidad a 2´50 euros.
Adjuntamos la sinopsis de la película facilitada por la distribuidora, el comentario de Vickie Olsen que editaremos como ficha, y una reproducción del cartel.

Un abrazo. Asociación Otrosojos


Dirección:      Paul Haggis
Guión:           Paul Haggis
Intérpretes:  Tommy Lee Jones, Charlize Theron, Susan Sarandon

Estados Unidos, 2007 - 124 min.
Mayores de 13 años






SINOPSIS

Hank (Tommy Lee Jones), veterano de guerra americano, debe investigar la desaparición de su hijo Mike, soldado destinado en Irak que misteriosamente se ausentó sin permiso de su base. Con la ayuda de la detective Sanders (Charlize Theron) y de su mujer (Susan Sarandon), irá reviviendo las experiencias del muchacho en Irak. Lo que descubre le hará incluso cuestionarse su propia carrera militar...




Una cuestión de causa y efecto


Al sentarme ahora delante del ordenador para escribir una breve presentación a la próxima película programada por Otrosojos, En el valle de Elah (Haggis, 2007), no puedo quitarme de la mente la que acabo de ver en el cine, La cinta blanca de Michael Haneke. Intentando centrarme en el tema central de En el valle de Elah, me vienen a la cabeza muchas películas, como, por ejemplo, Centauros del desierto (Ford, 1956), Los mejores años de nuestra vida (Wyler, 1946) o Taxi Driver (Scorsese, 1976), que también muestran la complicada existencia de los veteranos de guerra una vez que vuelven a casa. Y concluyo que, a diferencia de La cinta blanca en que la exacerbada violencia ya existente en la sociedad alemana a principios del siglo XX se nos presenta como el hecho que precipita los conflictos armados de aquellos tiempos, la industria de Hollywood suele responsabilizar a la guerra de los problemas sociales emergentes de cualquier época. Es una cuestión de causa y efecto.
    La película de Paul Haggis, un director canadiense que ganó un oscar en 2004 por Crash, narra el viaje de un padre en busca de su hijo, un veterano de la guerra en Irak de vuelta a Estados Unidos, quien se ausenta de la base militar sin permiso. El guión de la película lo adaptó Haggis de un reportaje de investigación hecho por el periodista Mark Boal sobre un caso real. En el film, a través del padre conocemos a un joven honorable dispuesto a sacrificar su vida por su familia y por su patria. Sabemos que su hermano mayor murió en un accidente en la base militar de las Fuerzas Especiales donde se preparaba para luchar en Irak; entendemos que, después de la trágica muerte de su hermano, él coge el estandarte. Además, el mismo título de la película subraya la inteligencia y valentía del protagonista al hacer alusión al lugar donde, en la parábola bíblica, el pequeño David lucha contra el gigante Goliat armado tan sólo con un tirachinas. Este soldado pues, como el ejército americano en general, se enfrenta a un enemigo monstruoso pero también vulnerable. Los buenos pueden ganar si localizan el punto débil del malo.
    Sin embargo, lo que persigue Haggis en su película no es justificar la guerra en Irak. De hecho, el espectador tenderá a ver una crítica de la guerra precisamente porque, según la película, la brutalidad a la que están expuestos los que luchan contra el enemigo en Irak es la causa del lamentable estado de las cosas hoy en la sociedad norteamericana. Esto mismo es lo que reflejan las películas de Ford, Wyler y Scorsese citadas arriba; sus protagonistas, veteranos de la Guerra Civil Americana, la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Vietnam, respectivamente, son victimas de un proceso de brutalización que les convierte en personas discapacitadas para convivir en sociedad. Curiosamente, a diferencia de estos últimos, personajes todos ellos inventados, el soldado de En el valle de Elah es el del reportaje periodístico. Pero Haggis, con todo el derecho que la libertad artística le otorga, suprime una información que el periodista proporciona en su reportaje, porque de haberla incorporado a su guión no podría haber mantenido su tesis. Pues, según Boal, el soldado cuya historia cuenta la película no era ajeno a la violencia antes de alistarse. Tenía todo un historial de comportamiento problemático anterior a su servicio militar. Esta manipulación de la realidad del personaje simplemente nos demuestra que Haggis quiere ilustrar su idea de que la guerra trae consigo consecuencias desastrosas, incluso en el caso de que se aplaste al enemigo.
Nada que objetar como espectadora de una interesantísima película. Bueno, nada que objetar hasta que fui a ver La cinta blanca el otro día. El brillante desarrollo que hace Haneke de una tesis contraria a la de Haggis -es decir, que la violencia inherente en la sociedad es la causa de la guerra- me ha hecho mirar En el valle de Elah con otros ojos. Cuanto más cine vemos, más pensamiento crítico desarrollamos. Ahí reside la grandeza del cine.


Vickie Olsen



  

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